En 2025 los robots cumplirán el 52% de las tareas profesionales corrientes, según un estudio del Foro Económico Mundial publicado este lunes.
Sin embargo esta “revolución” robótica creará 58 millones de nuevos empleos netos durante los próximos cinco años, apunta el informe.
“En 2025, más de la mitad de todas las tareas realizadas en los lugares de trabajo las harán máquinas, frente al 29% actualmente”, aseguran los investigadores de esta fundación con sede en Ginebra, conocida por organizar cada año el Foro de Davos.
Algunos sectores se verán más afectados que otros por la automatización. El informe prevé que, en 2022, podrían desaparecer 75 millones de empleos en sectores como la contabilidad, el secretariado, las fábricas de ensamblaje, los centros de gestión de clientes o los servicios postales.
En paralelo, los investigadores creen que se podrían crear 133 millones de empleos, esencialmente relacionados con la revolución digital, en campos como la inteligencia artificial, el tratamiento de datos, los programas informáticos o el marketing.
Además los desarrolladores y los especialistas de nuevas tecnologías estarán muy buscados.
La industria aeronáutica, de viajes y de turismo tendrá “las necesidades más elevadas de reconversión para el periodo 2018-2025”, según la investigación hecha en empresas de 12 sectores en 20 economías desarrolladas y emergentes.
“La escasez de calificaciones es preocupante en los sectores de las tecnologías de la información y la comunicación, los servicios financieros, y la minería y metales”, apunta el estudio.
“Casi 50% de las empresas prevén para 2022 una disminución de sus efectivos a tiempo completo por la automatización, un 40% anticipa en cambio un aumento global de sus efectivos y más de un cuarto espera que la automatización cree nuevos empleos“, detalla el informe.
Las consecuencias concretas para los trabajadores son difíciles de predecir, pero los investigadores anticipan una “enorme perturbación (…) en la mano de obra mundial”, con “cambios importantes en la calidad, la localización, el formato y la permanencia en las funciones”.
Fuente: El Economista