La tercera edad podría dejar de usar andadores gracias a este exoesqueleto flexible y ligero que aprende cómo se mueve el usuario y le dispara una descarga eléctrica en el momento preciso.
kNadie quiere tener que emplear un andador para caminar, pero la edad obliga a la gente a resignarse para mantener su calidad de vida. El equipo de Superflex, una spin-off de SRI International fundada en mayo, cree que existe una alternativa.
La empresa desarrolla trajes robóticos, además de otras prendas motorizadas, que pueden facilitar que los soldados lleven pesadas cargas o que las personas de tercera edad o discapacitadas ejecuten tareas básicas. Un prototipo actual es un suave traje que cubre la mayor parte del cuerpo. Dispara una descarga eléctrica de apoyo a las piernas, los brazos o el torso exactamente en el momento clave para aligerar la carga de algo pesado o compensar las carencias del cuerpo del portador.
Un andador representa una solución “muy económica” para las personas de movilidad limitada, pero “les resta autonomía y dignidad, reduce su libertad y genera toda una serie de problemas psicológicos”, dice el presidente de SRI Ventures, Manish Kothari. “El objetivo de Superflex es eliminar todas esas áreas que generan estorbos psicológicos y, por tanto, redignificar al individuo, añade”.
Una persona mayor que padezca de temblores en las manos podría emplear la tecnología para lograr un agarre más firme. O un soldado podría llevar el traje para conservar energía mientras lleva una pesada carga.
El traje de Superflex emplea un conjunto de sensores para aprender el estilo de movimiento del usuario y aporta energía extra de forma segura a cada paso o movimiento (aunque la empresa rehusó confirmar cuánto duran sus baterías). Esto resulta importante porque incluso con la rápida mejora de la computación, las baterías y los motores siguen teniendo un tamaño abultado y una limitada vida útil.
“Para una población de tercera edad o población general con movilidad reducida a causa de a una lesión o enfermedad, [el traje] podría restaurar la movilidad y la independencia [del usuario] y por tanto aumentar su calidad de vida”, afirma un investigador de exoesqueletos de ETH Zuric (Suiza), Volker Bartenbach, que no tiene ninguna relación con Superflex. Según afirma, podría por ejemplo habilitar a las personas para volver a subir escaleras. Un traje así también podría aumentar la productividad y reducir el riesgo de lesiones en los entornos laborales, asegura Bartenback.
Otros exoesqueletos eléctricos también están siendo desarrollados para aplicaciones médicas e industriales. El traje Phoenix de 40.000 dólares (unos 35.300 euros) está diseñado para ayudar a alguien totalmente paralizado de cintura para abajo a andar de nuevo. Superflex, que no intenta proporcionar una movilidad total, está acompañado en su categoría por una amplia variedad de trajes de instituciones como Hyundai y elInstituto Wyss de la Universidad de Harvard (EEUU). Pero destaca por su tamaño compacto y su manera única de aprenderse la forma de moverse del usuario para proporcionar energías extras justo en el momento adecuado.