El nuevo modelo de ciberindustria o industria 4.0 ha llegado para quedarse y transformar su entorno a todos niveles. Ha cambiado la forma en la que los negocios operan y todo el contexto en el que compiten. La tecnología no podía quedar al margen de la industria y, por tanto, era más que previsible su incursión cada vez mayor en ella.
Sin embargo, el nuevo modelo de industria 4.0 ha cambiado la forma en la que se planea, diseña, implementa y opera una fábrica en el mundo de hoy, dado que alterna técnicas de producción vanguardistas y operaciones con la nueva camada de tecnologías inteligentes que se integrarán de forma paulatina en las organizaciones y personas.
La industria 4.0 establece, en teoría, una cuarta etapa de la evolución técnica-económica de la humanidad, contando a partir de la primera revolución industrial, la cual empezó a mediados del siglo XVIII en Gran Bretaña.
El desarrollo de esta cuarta etapa industrial se viene gestando desde hace al menos una década y se consolidará a partir de la década que estamos por entrar, la de los años 20 del siglo XXI.
Los baluartes tecnológicos de la industria 4.0 son, ni más ni menos, herramientas tecnológicas de las que hemos oído hablar mucho en los últimos años, como la robótica, la analítica, la inteligencia artificial (IA), el “big data” (acumulación creciente de grandes cantidades de dato) y la Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés), entre otras más, como la interconexión masiva de sistemas y dispositivos digitales.
Para muchas grandes empresas manufactureras, el riesgo estriba en que si no comprenden y aplican los cambios que está marcando este nuevo modelo industrial, además de aprovechar las oportunidades que presenta, correrán el riesgo de perder su participación de mercado, e incluso, de desaparecer.
Las cabezas de las organizaciones también tendrán que cambiar, por supuesto. Muchos, acostumbrados al esquema tradicional con información y comunicaciones lineales, les costará asumir el cambio, pero tendrán que hacerlo si quieren sobrevivir en la nueva jungla que representa la industria 4.0 y las nuevas tecnologías en las que está soportada.
Estos líderes ahora empiezan a tener los acceso a los datos en tiempo real y la inteligencia de negocio transformará la forma en que operan sus negocios. Suena casi obvio decirlo, pero la llamada cuarta revolución industrial afectará los procesos de fabricación en todo el mundo, y tendrá repercusiones en todas las ramas industriales y sectores, con su consecuente afectación social.
De esta manera, la industria 4.0 puede mejorar las operaciones y la rentabilidad del negocio al transformar los productos, la cadena de suministro y abastecimiento, además de las expectativas de los clientes.
Es probable que dicha revolución cambie la forma en que hacemos las cosas, pero también podría afectar la forma cómo los clientes interactúan con ellas y las experiencias que esperan tener mientras interactúan con las empresas.
Aunado a ello, las tecnologías relacionadas con la industria 4.0 también podrían llevarnos a productos y servicios 100% nuevos.
Por ejemplo, el uso de sensores y dispositivos portátiles, la analítica y la robótica, entre otros, posibilitarán nuevos desarrollos y mejoras en los productos de múltiples formas, que van desde idear, desarrollar y crear prototipos, hasta la inclusión de conectividad en toda clase de productos, lo que a su vez transformará la cadena de suministro, proveedores y, al final, los clientes.
Empero, las repercusiones de la industria 4.0 pueden percibirse en múltiples niveles, desde los grandes ecosistemas, a nivel corporativo, así como a nivel de empleados, clientes y proveedores.
Todos ellos tienen o tendrán afectaciones en un momento dado, unos más, otros menos. La recomendación es estar informados y ampliar la capacidad de adaptarse, ajustarse y aprender de los nuevos tiempos que demandan una mente abierta al cambio.
Contar con datos fidedignos y actualizados en tiempo real hará, necesariamente, que las organizaciones sean más receptivas, proactivas y predictivas. Por otro lado, las firmas aumentarán su productividad y eliminarán tiempos muertos, entre otras ventajas.
Fuente: I Profesional