La gran demanda en el sector ambiental exige de la correcta gestión y desarrollo de nuevos y mejores programas, además de proyectos que nos brinden el concepto más cercano a la sustentabilidad y se adapten al nuevo panorama mundial.
Ante la situación que se vive, en un mundo donde la globalización aumenta y a la vez se contrae; al cierre de fronteras y economías. La incertidumbre se concentra en las políticas públicas, acuerdos internacionales, y leyes gubernamentales que a menudo quedan obsoletas.
Aunado a eso, esta la crisis climática que enfrentamos en la actualidad, representando uno de los temas principales en estudios de carácter científico, económico, político y social. Sin embargo, es común ver que los intereses bélicos a nivel global, se anteponen a este fenómeno, y su magnitud se vuelve cada día peor. De ahí la importancia y necesidad de implementar e impulsar políticas públicas futuras de carácter ambiental, proponer y participar activamente en las decisiones de nuestra competencia, ya sea como ciudadanos, funcionarios, o profesionistas.
Entonces, ¿En qué consiste una buena política ambiental?, ¿Cómo implementarlas en un sistema? y ¿Cómo contribuir en el proceso?
Hoy en día existe una conciencia ambiental más generalizada por parte de la sociedad, lo que representa una ventaja en los esfuerzos para tratar de desarrollar mejores políticas ambientales, que se traducen en los esfuerzos que se llevan a cabo para poder reducir nuestra huella ecológica y preservar nuestros recursos para su responsable aprovechamiento, sin comprometer el de las generaciones futuras. De manera que las políticas ambientales surgen con base a la demanda que la sociedad ejerce para vivir en un entorno limpio y aprovechar sus recursos.
Para el desarrollo de una política ambiental, se deben de tomar en cuenta principios específicos en cada uno de los sistemas a implementar, por lo que primero se debe identificar de qué tipo de institución se trata. Así como los instrumentos para regularla, ya sean jurídicos, administrativos, técnicos, económicos, fiscales y sociales.
En el gobierno se requiere a su vez un alto grado de coordinación entre la correlación de metas de la política económica, agrícola, de infraestructura, ordenación del territorio, de bioseguridad, entre otras. Otro de los retos a los que se enfrenta la política ambiental es el cambio de administración y por ende los programas. Ya que para ver algún efecto de dicha política se requiere tiempo, siendo un proceso a largo plazo que no termina por cumplirse o que en alguno de los casos se retoma solo en campañas electorales.
De igual manera, y ante la situación actual no todo cambio en materia ambiental podría representar una mejora, por lo que no se debería tomar a la ligera decisiones que comprometan nuestro patrimonio genético en materia de biodiversidad, como la regulación a leyes que en lugar de beneficios generan un perjuicio.
De tal forma, los asuntos referentes al medio ambiente deberían ser tema que concierne a más de un sector de la población ya que para la legitimidad de los asuntos públicos, en la actualidad se debe de contar con el consenso y los conocimientos de diversos actores, por lo que para el desarrollo de políticas públicas más eficaces se deberá poner atención en las estrategias a seguir para que las políticas públicas de carácter ambiental, se respeten y se vean protegidas y reforzadas por el sistema de gobierno, siempre y cuando se cumpla el precepto de la sustentabilidad. Así mismo, se tendrán que realizar acciones conjuntas que permitan establecer soluciones más eficaces ante las afectaciones del cambio climático.
En el sector de energías limpias, ya se aprecia mayor visión a futuro, sin embargo, las políticas públicas deberían estar más enfocadas al beneficio de toda la sociedad, al lograr hacer más accesible el servicio y evitar monopolios que en la mayoría de los casos representan mayor beneficio a las carteras extranjeras. Por lo que se debe dar a conocer e impulsar la investigación científica en centros de estudio y generar programas para permitir el desarrollo y la implementación de esta tecnología en demanda.
En el campo, por ejemplo, se deberá poner más atención a los cultivos de manera tradicional y generar más oportunidades en el comercio nacional. Tratar de enfocar políticas públicas que regulen el cultivo de productos transgénicos, de manera que no se comprometa el producto nativo, con la finalidad de proteger la biodiversidad endémica de regiones de gran importancia geopolítica y comercial.
Finalmente, considero que se debe reforzar el compromiso que tenemos con la sociedad y nuestro entorno de vivir en armonía, por un futuro mejor pero sobre todo digno, en el que se luche por restablecer la capacidad por regular los mercados financieros del país o de aislarlos de la economía mundial, de manera que nos proyectemos independientes y no afectados, para de esta forma poder crecer y generar cambios como un país autónomo y con capacidad de liderazgo ante los retos de un futuro inmediato.
Fuente: GreenScreen
Por: Helen Medellín Sánchez