Ciudad de México. Para que la industria innove se requieren políticas que establezcan incentivos, como sucedió desde los años noventa del siglo pasado cuando surgieron programas de estímulo a la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (CTI). Incluso, todavía sobreviven algunos como los programas de estímulos a la innovación.
Así lo refirió Gabriela Dutrénit Bielous, ex coordinadora del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT). “Ahora estamos en un momento de cambio por el nuevo régimen –agregó- y aún no está claro cómo van a ser esos apoyos a la innovación y quién va a ser el actor de lado del gobierno encargado de coordinarlos. Aparentemente Conacyt no va a ser. Tal vez lo sea la Secretaría de Economía, pero todavía no es claro cómo van a ser las políticas de innovación”.
Para la doctora en economía de la innovación, a partir del cambio en el Artículo 3º constitucional donde los beneficios de la CTI adoptaron el carácter de derechos, el gobierno tiene la obligación que hacer ejercer ese derecho a los ciudadanos.
Por su parte, Rocío Cassaigne Hernández, presidente de la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico, señaló que la innovación depende de la capacidad de mirar hacia el futuro y de aprovechar los recursos que se tienen pues con ello, en algún momento se puede dar algo útil a la sociedad, quien a final de cuentas será quien pague por estos desarrollos.
“Pero lo que hemos entendido como innovación es echar a andar la enorme capacidad de creatividad, de ingenio e imaginación, que sí se tienen dentro de un contexto industrial donde existen los instrumentos, el equipo y los recursos para ponerlo en marcha”, expuso la maestra en ciencias Cassaigne Hernández durante el Foro Tangible, producción que el FCCyT y El Universal.
En su intervención, Víctor Guadarrama Atrisco, investigador de la Oficina de Información Científica y Tecnológica para el Congreso de la Unión (INCyTU), destacó que en la conferencia de comercio y desarrollo de la ONU se hace mención de que la innovación es el motor de cambio y desarrollo social y sostenible de un país los últimos años.
“México no es precisamente considerado como un país innovador, pues de acuerdo con el Índice de Competitividad 2018, nuestro país ocupa el lugar número 56 en una lista de 126 economías.
“El motivo, entre otros, son las políticas públicas como eje rector de la innovación, a pesar de que nuestro país tiene buenos recursos humanos y la infraestructura para lograrlo. Hace falta robustecer las políticas públicas para aprovechar el potencial mexicano”, puntualizó el doctor en economía.
Al respecto, la doctora Dutrénit Bielous recalcó que el tema es cómo desarrollar las políticas apropiadas que estimulen a las empresas a que evolucionen hacia un desarrollo innovador y que puedan avanzar hacia una mayor competitividad en el nivel internacional.
La innovación puede partir de un conocimiento ya existente o de nuevo como el que se genera en las universidades y los centros públicos de investigación. En la medida en que haya una vinculación de éstos con las empresas se puede adaptar ese conocimiento a las necesidades del sector productivo y de esa manera generar innovación en base al conocimiento, manifestó la investigadora.
“En la medida en que hay más innovación, de que las empresas contratan trabajo más calificado porque lo requieren para aplicar los conocimientos, esos trabajadores tendrán mejores salarios, esto estimulará el mercado interno y eso ayuda al crecimiento de la economía”, puntualizó la doctora Dutrénit Bielous.
Fuente: La Jornada