La semana pasada fue pésima. No puedo contarte qué fue lo que pasó; sólo te diré que perdí una batalla muy larga que significaba mucho para mí. Fue un fracaso tan fuerte que sentí que el Universo me estaba mandando una señal. He tenido grandes tropiezos antes, pero en esta ocasión pensé que iba a ganar. No pude estar más equivocado.
Ahora lo que menos quiero es venderte ideas de cómo sentirte bien en los momentos de fracaso. El único beneficio real de perder es aprender lo que se hizo mal para no repetirlo en el futuro.
De hecho, encontré varias lecciones que de alguna manera ya conocía, pero que gracias al contexto desventurado de mi derrota se volvieron más relevantes. Las hemos escuchado miles de veces y tal vez no les ponemos atención aun cuando deberíamos. Esta vez hicieron toda la diferencia para mí.
1. A veces los árboles no te dejan ver el bosque
Como fue una derrota tan desastrosa, decidí dar un paso atrás para tratar de ver el panorama de manera más clara. Aunque no lo creas, la nueva perspectiva me ayudó a darme cuenta de que estaba viendo la situación sólo desde “mi filtro”. Basta decir que ahora estoy más consciente de la situación y soy mejor persona por ello.
2. Mañana será otro día
El tiempo es el concepto más persistente del universo. Nunca se detiene y es una espada de doble filo. Las cosas buenas nunca duran, pero tampoco las malas. En ese sentido, el tiempo permite la redención, si tienes el valor y la humildad para aprovechar la circunstancia antes de que se detenga el reloj.
3. Todas las cosas tienen un lado positivo
Realmente no sé si esto es verdad, pero el beneficio de esta lección está en la creencia: si piensas que es real, entonces lucharás por encontrar el lado bueno de la vida. Perder me obligó a soltar varias cosas y una vez que lo hice, me di cuenta de que la razón por la que luchaba no era tan valiosa como creía que lo era. De hecho, fue un alivio dejar ir esa carga tan pesada.
4. No se puede ganar siempre
La vida es una competencia brutal y un juego de azar. Cada transacción, cada decisión, cada juego, cada evento definitorio tiene ganadores y perdedores. Hay quienes odian perder, pero como es inevitable, lo mejor es aprender a aceptarlo cuando sucede y sacar el mejor provecho. En otras palabras, lucha por ganar, pero no te acostumbres a ello.
La vida es una competencia brutal y un juego de azar / Imagen: Depositphotos.com
5. Escoge tus batallas
Esta fue la lección en la que fracasé. Una de las mejores cosas que puedes hacer para incrementar tus posibilidades de tener una vida feliz y exitosa es ser muy juicioso sobre cuáles batalla debes pelear. Asegúrate de que valgan la pena. Para mí, esta batalla no valió los sacrificios que hice, y sospecho que esa fue una de las razones por las que perdí.
6. Cada acción tiene una reacción
El karma es un concepto ligado a la reencarnación pero en la cultura popular ha sido vinculado con la retribución que ciertas acciones generan. En lugar de culpar a otros o buscar excusas de mi derrota, decidí analizar si yo mismo fui el causante de la situación. Resulta que sí. A nadie le gusta pensar que es el villano pero todos cometemos errores, y el karma se asegura de que nunca lo olvidemos.
7. No hay absolutos
Esta es la gran lección que me llevo de todo esto. Hay pocos absolutos cuando se habla de la experiencia humana ya que todo se delimita por la percepción personal. Dos personas verán las cosas de diferente manera.
No es que no exista lo correcto o lo incorrecto, pero es bueno pensar que no siempre se tiene la razón.
Fuente:
<entrepreneur>Tobak, S. (2018, 8 diciembre). 7 enseñanzas que puedes sacar de las derrotas. Entrepreneur. https://www.entrepreneur.com/article/268434</p;>