Un taladro quirúrgico automatizado controlado por ordenador podría desempeñar un papel esencial en futuras operaciones. La nueva máquina puede realizar un tipo de cirugía craneal compleja 50 veces más rápido que los procedimientos habituales, reduciendo el tiempo necesario de dos horas a dos minutos y medio.
Esta innovación es obra del equipo del Dr. William Couldwell, de la Universidad de Utah en Estados Unidos.
El taladro produce unos cortes rápidos, limpios y seguros, reduciendo el tiempo en que la herida está abierta y el paciente anestesiado, y por tanto disminuyendo la incidencia de infecciones y de errores humanos.
Para efectuar operaciones complejas, especialmente cirugías craneales, los cirujanos normalmente usan taladros manuales cuando se trata de realizar aberturas intrincadas, ya que se requiere retirar con el máximo cuidado materia ósea para evitar incidir involuntariamente en estructuras sensibles. Pero ello exige mucho tiempo, y esto puede también resultar problemático para el paciente.
Couldwell vio la necesidad de un dispositivo que pudiera mitigar o eliminar este problema y hacer más eficiente el procedimiento quirúrgico. Él y sus colaboradores sabían que la tecnología ya estaba disponible, pero que nadie la había aplicado a la medicina. Decidieron adaptarla para la cirugía.
El equipo desarrolló el taladro desde cero para satisfacer las necesidades de la unidad de neurocirugía, así como el software que determina cuál es la vía de corte más segura.
En primer lugar, el paciente es sometido a una escaneo por tomografía computerizada para conseguir datos sobre el hueso e identificar la posición exacta de las estructuras sensibles, como nervios o venas y arterias principales, que deben ser evitados. Los cirujanos utilizan esta información para programar la vía de corte del taladro. El software permite al cirujano elegir la trayectoria óptima desde el punto A al punto B. Además, este puede programar barreras de seguridad a lo largo de dicha vía, a 1 mm de las estructuras sensibles.
El taladro efectúa el trabajo pesado. Couldwell lo aplicó al acceso translaberíntico, que implica taladrar en una estructura particularmente compleja que circunnavega el oído. Dicho acceso se realiza a través del hueso temporal, que es un hueso duro con ángulos atípicos. Este corte en particular requiere mucha experiencia y habilidad para su realización de forma segura.
Este corte no es solo difícil; la vía de corte debe evitar asimismo varias estructuras sensibles, incluyendo nervios faciales y el seno venoso, una gran vena que extrae sangre del cerebro. Los riesgos de esta operación incluyen la pérdida del movimiento facial.
El nuevo taladro reduce la duración de este procedimiento complejo de 2 horas, para una perforación manual por parte de un cirujano experto, hasta solo 2,5 minutos. Se espera que su corta duración reduzca las posibilidades de infección y que mejore la recuperación postoperatoria.
Fuente: Noticias de la Ciencia