Los cobots son unos robots muy especiales: no podrían sobrevivir solos, sino que están diseñados para desarrollar tareas en colaboración con humanos. El congreso WeAreCOBOTS, que se celebra estos días en Madrid, pretende acercar a todas las industrias la robótica colaborativa, que supone una pieza clave en la reindustrialización de Europa. Se trata de un sector que ha tenido un aumento de un 70 % en los últimos años, según la Federación Internacional de Robótica, y que se estima que siga con la misma tendencia. El responsable del congreso y director general en España de Universal Robots, Jordi Pelegrí, explica que “con este tipo de robótica tan flexible, se pretenden cubrir los trabajos sin valor añadido, como puede ser mover cajas o atornillar, para ofrecer empleos con tareas cognitivas, tales como el desarrollo de nuevas aplicación o el cálculo del aumento de la productividad de una fábrica”. Es la “industria 4.0”, explica Pelegrí.
Se trata del primer congreso europeo que reúne a 24 empresas que exponen sus cobots y a más de 40 expertos en la colaboración entre humanos y robots en las fábricas. Durante el 8 y el 9 de mayo, en la feria Global Robot Expo IFEMA, se realizan charlas sobre las herramientas para la robótica colaborativa y sus aplicaciones, cuatro mesas redondas sobre propuestas de valor de esta industria, su seguridad, intuyendo su evolución futura y, por último, de robótica móvil. Además, se pueden escuchar las experiencias de clientes e iniciativas de interés en el ecosistema colaborativo.
Según el informe The Future of Jobs Report 2018 del Foro Económico Mundial,hasta 2025 se crearán 130 millones de puestos de trabajo en este sector, aunque es verdad que se destruirán 50 millones, por lo que se hablará de un aumento de en torno a 70 millones de empleos. Por lo tanto, según Pelegrí, se puede hablar de una evolución y reconversión de los puestos de trabajo. Además, se refuerza la idea del reto que supone en la educación, insistiendo en la formación continua. El responsable de WeAreCOBOTS defiende que una de sus misiones es “que ese trabajador que se dedicaba a mover cajas, con una formación fácil, sea capaz de trabajar con el robot como una herramienta”.
Los cobots están creados para garantizar la seguridad de los trabajadores humanos cuando entran en contacto directo con ellos. Esto se consigue mediante unos umbrales que tienen definidos para este tipo de situaciones, en los que se controla tanto su fuerza como su velocidad. Como esta tecnología ya está consolidada en el sector de la industria, el siguiente paso en cuanto a innovación que se pretende conseguir, explica Pelegrí, es nutrir a estos robots de inteligencia, y conseguir que cada uno realice funciones concretas. Un ejemplo es dotarlos de ojos para que sean capaces de coger las piezas de forma mucho más autónoma.
La diferencia que se puede observar entre las tareas llevadas a cabo por loscobots y por los trabajadores humanos es clara. En el primer caso, las habilidades que aporta son relativas a fuerza, resistencia y precisión, mientras que las aportaciones de los empleados tienen que ver con la destreza, flexibilidad y capacidad resolutiva.
El cambio muchas veces puede verse con cierto miedo, y el caso de la inserción de los robots en los procesos de industrialización, no es menos. Muchos de los trabajadores piensan en la posible pérdida de su puesto de trabajo ante la incorporación de esta maquinaria en sus fábricas. Sin embargo, Pelegrí afirma que según los datos del Foro Económico Mundial “los países donde hay una mayor densidad de robots (calculando la cantidad de estos por número de habitante), coinciden con los mismos países en los que se pueden encontrar las tasas más bajas de paro, como son los casos de Japón o Alemania”.
Fuente: El Pais