La sustancia más dura del cuerpo humano es el esmalte, es decir, la resistente película que recubre nuestros dientes. Y reproducirla artificialmente es una tarea difícil. A lo largo de la historia, los dentistas han utilizado diversos materiales para reparar los dientes dañados y las caries, desde la cera de abeja hasta los compuestos de mercurio, pasando por productos más modernos basados en cerámica o resinas. Sin embargo, es posible que pronto dispongan de una opción sintética mucho más parecida a la real.
Y es que un grupo de ingenieros químicos y estructurales ha creado un nuevo material que imita las dos propiedades fundamentales del esmalte: resistencia y, sobre todo, una ligera elasticidad. Esta sustancia adaptable podría utilizarse para reparar huesos rotos o mejorar los marcapasos; no sólo podría sustituir al esmalte dental, sino también revolucionar los empastes creando “dientes inteligentes».
¿Cómo funciona?
El esmalte dental natural tiene una estructura formada por millones de varillas de fosfato de calcio agrupadas estrechamente, como explican los investigadores en su estudio, publicado recientemente en la revista Science. Esta disposición hace que, cuando el esmalte está sometido a presión, las varillas se compriman ligeramente en lugar de romperse, preservando su estructura y resistencia. Según Janet Moradian-Oldak, profesora de bioquímica de la Universidad del Sur de California que no participó en la investigación, esta estructura es similar a la de «un montón de lápices cuando los sujetas». Un niño de tres años puede romper un solo lápiz por la mitad, pero se necesita la fuerza de Lydia Valentín, por ejemplo, para romper un montón de ellos a la vez.
Los investigadores han reproducido esta configuración en un esmalte artificial. Lo hicieron envolviendo las varillas de fosfato de calcio en cadenas de polímeros flexibles. Según los autores, esto permite que las estructuras tengan una organización atómica, a nanoescala y a microescala similar a la del esmalte natural.
Los investigadores crearon un diente con su compuesto y lo sometieron a pruebas de temperatura y presión, que revelaron que el nuevo material tenía una gran rigidez, dureza, resistencia, viscoelasticidad y tenacidad. Según ellos, superaba las propiedades del esmalte natural y de otros materiales sintéticos fabricados anteriormente.
De camino a los dientes inteligentes
Según Kotov, el material podría modificarse para crear un «diente inteligente». Se trataría de una prótesis equipada con sensores que podrían conectarse a un smartphone. Se podría controlar el aliento y las bacterias de la boca de una persona para detectar anomalías. Esto permitiría a los médicos detectar afecciones como la diabetes antes de que el paciente sea consciente de ellas.
En el proceso de fabricación, los investigadores utilizaron únicamente compuestos biocompatibles. Esto significa que, en teoría, el esmalte sintético debería ser seguro para los humanos.
Además, según G. Molina, responsable de la Clínica Implantdent en Girona, este descubrimiento puede derivar en numerosas aplicaciones en el ámbito de la odontología, aunque todavía es muy pronto para definir esos usos y queda un largo camino por recorrer.
Un avance que próximamente estará a nuestro alcance
El esmalte artificial recién creado tardará algún tiempo en llegar a la consulta del dentista local. Sin embargo, esa es la intención del equipo que lo ha creado. El siguiente paso, por lo que sabemos, será ver si el esmalte sintético puede sobrevivir en la boca durante un periodo de tiempo prolongado.
La característica más intrigante del nuevo material es que puede utilizarse en otros objetos además de los dientes, como por ejemplo para reparar huesos rotos o incluso marcapasos, como bien se ha mencionado previamente.
Veremos cómo resultan las próximas pruebas del nuevo material. Si todo sale como está previsto, será un avance importante en el campo de la odontología.
Fuente: noticiasdelaciencia.com