Al igual que los perros son capaces de ser entrenados para detectar algunas enfermedades mediante el olfato, la tecnología también puede ayudar a crear dispositivos electrónicos capaces de realizar esta función.
Es lo que ha conseguido un equipo de investigadores del campus de Gandia de la Universitat Politècnica de València y del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe (España), que ha desarrollado un prototipo de nariz electrónica que puede distinguir entre pacientes con enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa.
El dispositivo –denominado Moosy 32 eNose- detecta además si la enfermedad está activa, con una precisión cercana al 90%. Según los investigadores, “en un futuro se podría disponer de este tipo de equipos en las consultas de digestivo y, mediante un sencillo análisis de heces realizado en tres minutos, determinar el estado del paciente”.
En la actualidad es frecuente la utilización de pruebas invasivas para diagnosticar y valorar la actividad inflamatoria de patologías del colon, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, ambas denominadas enfermedades inflamatorias intestinales (EII). Con el prototipo desarrollado, el equipo de la UPV y el IIS La Fe quiere contribuir a la generación de sistemas diagnósticos no invasivos. Se estima que unas 200.000 personas padecen la enfermedad en España y el aumento en su incidencia siga al alza con casi un 3% más anualmente.
La nariz ideada por los investigadores valencianos puede detectar compuestos orgánicos volátiles y estos actuar como marcadores diagnósticos o de intensidad de la actividad de la enfermedad. “Los componentes orgánicos volátiles se originan por procesos fisiológicos del metabolismo en el cuerpo humano y son expulsados como desecho a través de las heces. La concentración de estos componentes puede ser un marcador diferencial en determinadas enfermedades intestinales y su detección precisa a través de dispositivos no invasivos como la nariz electrónica sería un gran avance para la detección y seguimiento de la evolución de estas enfermedades’, afirma la doctora Pilar Nos, Jefe de Servicio de Medicina Digestivas del Hospital La Fe
Los investigadores han realizado pruebas con 445 muestras y han obtenido unos resultados satisfactorios. “Las conclusiones de la investigación son positivas; sin embargo, es necesario continuar trabajando para mejorar los algoritmos de detección”, añade José Pelegrí, perteneciente al grupo de sensores y magnetismo del IGIC, Instituto de Investigación del Campus de Gandia.
El desarrollo de este prototipo ha sido financiado por la Generalitat Valenciana. Además, la parte inicial del proyecto -el estudio de viabilidad que sirvió para establecer las bases del sistema- fue financiado por el Inbio, estructura de colaboración científica entra la UPV y La Fe.
Además de la doctora Pilar Nos y del profesor José Pelegrí, en el proyecto han participado también la Dra. Belén Beltrán, responsable del laboratorio de Investigación en EII en el Instituto de Investigación Sanitaria y el Hospital La Fe y Lluís Torse, enfermero en la parte médica del proyecto y Enric Climent, Juan Talens y Tomás Sogorb, por parte del IGIC del Campus de Gandia de la UPV.
El sistema está siendo probado para otras aplicaciones médicas, como la detección de cáncer de próstata. También se están realizando estudios, con resultados satisfactorios, para la detección de la contaminación microbiana del agua o el grado de madurez de frutos, con importantes aplicaciones para la industria agroalimentaria.
Fuente: UPV