El azúcar, como tal, y en las cantidades adecuadas no implica que se puedan desarrollar problemas de salud. Sin embargo, la industria alimentaria añade más azúcares para hacer que la comida resulte más atractiva al paladar. Es más, si encontramos grandes cantidades de azúcar en los cereales para mantener la línea, ¿qué nos encontraríamos al analizar los valores nutricionales de las cajas para niños?
Hipertextual se ha puesto manos a la obra y ha mirado la cantidad de hidratos y azúcares que se pueden encontrar en los cereales por cada 100 gramos de producto de tres marcas distintas. Las marcas son Kellogg’s, Nestlé y Cuétara. Por otra parte, en las diez cajas se recomienda una ración de 30 gramos, que es como un puñado. No obstante, no se ajusta a la realidad ya que por lo general la ración que un niño se come es mayor.
Ya sabemos cuánto azúcar tiene, pero ¿realmente es demasiado? La respuesta es que sí. “Los niños entre los 2 y los 18 años deben tomar menos de 25 gramos al día de azúcar”, explica Ojeda. Esto, añade, equivale a unas seis cucharaditas al día de azúcares añadidos. Esta recomendación es de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según señala el nutricionista. En el caso de los menores de dos años, se recomienda que no consuman alimentos con azúcares añadidos, incluidas las bebidas azucaradas.
El poder del marketing es más fuerte del que uno pudiera creer en un principio. Los anuncios de televisión, pero las propias cajas o los juguetes son usados por los publicistas para llamar la atención de los más pequeños de la casa. De hecho, cuando hay un anuncio en televisión en horario infantil de una empresa de alimentación para niños, “los días posteriores tienen picos de venta de hasta un 140% más con respecto al resto de marcas que no se publicitan”, señala Ojeda, haciendo referencia al documental Más allá del peso.
¿Y se debería regular el uso de dibujos en las cajas? Para Ojeda está claro: sí. “De hecho, existen normas como el Código de Autorregulación de la Publicidad de Alimentos (PAOS)“, comenta. El PAOS es un “conjunto de normas donde se establecen una serie de reglas que sirven de guía para todas aquellas compañías adheridas en el desarrollo, ejecución y difusión de sus mensajes publicitarios cuando estos están destinados a niños menores de 12 años”, explica a Hipertextual.
Y a pesar de esto, la realidad es que nos encontramos cereales con azúcar de más, cajas con dibujos y anuncios de televisión en horario infantil de alimentos poco saludables. ¿Cuál es el problema? “Es un código de autorregulación, es decir, que si el código dice, y lo dice, que no puedo anunciar un cereal con más de 25 gramos de azúcar en horario infantil matinal y yo lo hago, no me pasa absolutamente nada…”, afirma. Así, las empresas “se ponen una medalla” de que están sujetas al PAOS, “aprobado por el Gobierno”, pero “en realidad es una tontería”, señala.
Chile y Perú, a la cabeza en regulación
En América del Sur están muy concienciados con la alimentación infantil y la cantidad de azúcares que contienen. Por esto, en varios de los países está regulada la publicidad, pero también el etiquetado, que es más claro que en España.
Chile y Perú son los dos países líderes en cuanto a la regulación. “Estos son los primeros países que han puesto el conocido octágono mientras otros países tienen el semáforo nutricional que en colores ponen si son mejores o peores sus nutrientes”, explica. Entre los países que lo usan están Ecuador, Bolivia, Portugal, Francia, Reino Unido, Rusia, Turquía, Corea del Sur, Irán y EEUU.
Por su parte, en el octógono se muestra cuáles son los ingredientes que el alimento contiene en exceso, de esta manera no quedan dudas de qué se está llevando uno a la boca.
El desayuno perfecto
Los niños, al igual que los adultos, deben llevar una dieta saludable. Y esto también se aplica a la primera comida del día. En este caso, este tipo de cereales “no son el desayuno mas aconsejable para los niños”, explica Ojeda. “Comer alimentos ricos en azúcares agregados durante la infancia está relacionado con el desarrollo de factores de riesgo para enfermedades del corazón, un mayor riesgo de obesidad (30- 40%) en edad adulta y presión arterial alta en niños y adultos jóvenes”.
“Los niños que comen alimentos cargados con azúcares añadidos tienden a comer menos alimentos saludables ya que desplazan alimentos como frutas, verduras, granos integrales, pescado, frutos secos, etc“, señala el dietista. “La probabilidad de que los niños desarrollen estos problemas de salud aumenta con un aumento en la cantidad de azúcares agregados que se consumen. Los niños con sobrepeso que continúan consumiendo más azúcares añadidos tienen más probabilidades de ser resistentes a la insulina, un precursor de la diabetes tipo 2“, afirma Ojeda.
Un buen desayuno debería optar por las opciones más naturales: “Fruta fresca, frutos secos o cereales y panes integrales (estos aportan una mayor saciedad a los niños)”, explica el dietista. “De esta manera nos aseguraríamos de un desayuno con los tres macronutrientes principales: hidratos de carbono, grasas saludables y proteínas. Eso sí, es importante no propasarse con las proteínas ya que tenemos una tendencia a triplicar las recomendaciones de proteína a lo largo del día”, ilustra Ojeda.
Por último, el nutricionista aconseja pasar tiempo con los niños en la cocina y que ellos también preparen la comida: “Ayudará mucho a los niños a tomar conciencia sobre los alimentos y es vital para una buena relación con la alimentación el día de mañana”, afirma. Además, “es importante recordar que somos los adultos quienes compramos la comida, quienes la ponemos y a quienes nuestros hijos ven comer y en consecuencia sus ejemplos en materia de alimentación”. Según lo que ellos observen en sus padres, “así será sus comportamientos en esta materia”, concluye el dietista.
Fuente: Hipertextual