Era solo cuestión de tiempo que alguien diera el primer paso. Con algunas de las empresas tecnológicas más importantes del mundo en la parrilla de salida, entre ellas el MIT, el departamento de Defensa de los Estados Unidos o visionarios privados como Elon Musk, todos ellos trabajando en la mejor forma de insertar dispositivos electrónicos en el cerebro, la llegada de los primeros implantes capaces de ayudar a los humanos en algunas de sus principales tareas cognitivas era inminente.
Ahora, un investigador de la Universidad del Sur de California (USC) ha conseguido llevar a cabo una demostración práctica de cómo un implante cerebral puede mejorar nuestra capacidad de memoria. Un sistema que, de paso, puede tener enormes implicaciones en una de las más graves enfermedades que nos afectan.
Su nombre es Dong Song, y acaba de presentar al mundo su novedosa “prótesis de memoria” durante un encuentro de la Sociedad de Neurociencias recién celebrada en Washington. Según se afirma en la revista New Scientist, el dispositivo es el primero que ha conseguido demostrar, de forma efectiva, una mejora de la memoria humana.
Para probar su invento, Song y su equipo de colaboradores reclutaron a un grupo de 20 voluntarios que tenían, todos ellos, electrodos implantados en el cerebro para tratamientos de epilepsia. Una vez realizados los implantes, el dispositivo de Song empezó a recolectar datos de la actividad cerebral de los voluntarios durante una serie de test especialmente diseñados para estimular tanto la memoria operativa como la memoria a corto plazo.
Después, los investigadores determinaron los patrones asociados al rendimiento óptimo de la memoria y utilizaron los electrodos del dispositivo para que estimularan el cerebro de los voluntarios justo después de haber llevado a cabo las mediciones anteriores.
Los datos recogidos fueron impresionantes. De hecho, la estimulación consiguió mejorar la capacidad de memoria a corto plazo de los pacientes en más de un 15%, y la memoria operativa en casi el 25%. El propio Sold aseguró a New Scientist que lograron “escribir el código neuronal que incrementa la función de la memoria: Y es algo que nunca se había logrado hasta ahora”.
El implante diseñado por Song y su equipo envía pequeñas ráfagas de corriente eléctrica al hipocampo, la región cerebral relacionada con las funciones de aprendizaje y memoria. Se trata de pequeñas descargas que imitan a los patrones de una actividad cerebral normal, por lo que en ningún caso pueden causar daño a los pacientes.
Contra el alzheimer
Un aumento así de memoria podría resultar, por ejemplo, de la máxima utilidad para alumnos que tuvieran que preparar exámenes, o para aquellas personas que tienen problemas para recordar los nombres de sus interlocutores. Pero no solo eso, sino que podría también cambiar para siempre la vida de las personas afectadas por enfermedades como el alzheimer. Los investigadores creen que su dispositivo puede ser adaptado fácilmente para estimular y mejorar otras regiones (y funciones) del cerebro.
Por supuesto, será necesario llevar a cabo más pruebas antes de que el dispositivo de Song llegue a ser aprobado para el tratamiento de la demencia senil o del propio alzheimer. Pero si, como parece, su implante fuera capaz de devolver a estos enfermos por lo menos un parte de las funciones de su cerebro, el impacto sería tremendo. Y no solo para los propios enfermos, sino también para sus familias.
Fuente: abc.es