Un equipo de científicos ha desarrollado unos parches sintéticos inyectables capaces de reparar, a través de técnicas no invasivas, el tejido de órganos dañados, según revela un estudio publicado esta lunes por la revista Nature.
La investigación, desarrollada por ingenieros biomédicos de la Universidad de Toronto, abre la puerta a la curación de órganos con una especie de “tirita” algo más pequeña que un sello de correos.
Los expertos detallan que el tratamiento actual de un corazón dañado por un infarto de miocardio con células regenerativas o tejidos normalmente requiere una intervención quirúrgica invasiva, mientras que con este nuevo desarrollo, la solución pueden inyectarse con una jeringa finas láminas tridimensionales fabricadas con polímeros biocompatibles y biodegradables que replican con exactitud el tejido humano, explica Milica Radisic, la experta al frente de este proyecto.
En este caso, uno de sus dispositivos, bautizado como “AngioChip”, presenta sus propios vasos sanguíneos y células capaces de mantener un ritmo cardiaco constante.
De momento, los expertos están experimentando con estos tejidos artificiales para encontrar medicamentos compatibles y detectar efectos secundarios, pero el objetivo a largo plazo es inyectarlos en cuerpos humanos para reparar daños en órganos.
El “AngioChip” se ajusta a las propiedades mecánicas del tejido del órgano que se quiere curar y guarda en su memoria la forma a la que tiene que adaptarse, evitando así las cirugías, que en algunos casos significan un mayor riesgo para el paciente.
Cuando el parche sale de la aguja, explica la científica, se despliega como una “tirita” o como una venda pequeña para acoplarse al órgano en cuestión. “El efecto de forma-memoria está basado en propiedades físicas, no químicas”, señala Radisic, quien destaca que esta característica favorece “el proceso de acoplamiento” del parche, pues no necesita “inyecciones adicionales” y no se ve afectado por la “condiciones del organismo”.
Los investigadores constataron en sus experimentos con ratas que la inyección del “AngioChip” puede mejorar la función del órgano después de un ataque al corazón y observaron que los ventrículos dañados bombeaban más sangre que antes de recibir el parche.
Fuente: EFE