La hesperidina es una molécula perteneciente al grupo de los flavonoides que se encuentra en la capa interna blanca de las cáscaras de algunos cítricos.
Se cree que juega un papel importante en la defensa de las plantas y, a tenor de las últimas investigaciones, también podría ser propuesta como una sustancia candidata en la lucha contra el carcinoma hepatocelular, un tipo de cáncer de hígado que representa el quinto maligno más común en el mundo y la tercera causa de muerte por cáncer.
La investigadora Zahira Fernández Bedmar del Departamento de Genética de la Universidad de Córdoba (España), junto a otros investigadores, ha conseguido evitar este tipo de tumor en roedores utilizando esta sustancia presente en los cítricos. Mientras que a un grupo de ratas se le indujo un cáncer de hígado a través de un compuesto químico cancerígeno (Dietil nitrosamina), a otro se le suministró hesperidina a una concentración equivalente a la presente en un vaso de zumo de naranja en combinación con este elemento cancerígeno.
Según la propia investigadora, a aquellas que habían ingerido el flavonoide presente en cítricos “se les redujo la aparición de nódulos casi a cero, como si no hubieran ingerido el carcinógeno”, por lo que se consiguió revertir el efecto nocivo de esta sustancia.
La investigación comenzó con el estudio de la metilación global del ADN de células de leucemia en diferentes secuencias repetitivas (LINE-1, ALU-M2, SATα y SAT-2), un proceso químico mediante el cual algunos supresores tumorales -que en condiciones normales actúan como freno del proceso cancerígeno- se inactivan, dando así vía libre a que las células se dividan de forma descontrolada.
Según reflejan los resultados de la investigación, la hesperidina era capaz de inducir una reducción de los niveles de metilación sobre las secuencias repetitivas LINE-1 (hasta un 50%) y ALU-M2 (hasta un 32%), lo que da ciertas pistas sobre la utilidad de este flavonoide como herramienta potencial en quimioprevención y quimioterapia.
Aunque aún sería necesario desarrollar ensayos clínicos que determinen hasta qué punto estos resultados son extrapolables a humanos, lo interesante de esta molécula es que, a diferencia de otras sustancias utilizadas hasta la fecha para el mismo propósito, como es el caso de la decitabina, no es sintética ni tóxica ni tiene efectos secundarios.
En la investigación también han participado los científicos Angeles Alonso Moraga y Jaouad Anter, del Departamento de Genética, y Juana Martín de las Mulas, Yolanda Millán Ruíz y Silvia Guil Luna, del Departamento de Anatomía y Anatomía Patológicas Comparadas.
Fuente: UCO