Hay días en los que Hu Yen se arrepiente de haber utilizado la tableta y el teléfono móvil para apaciguar a sus dos hijas, de 7 y 11 años. Cuando esos aparatos están en manos de las niñas, en casa reina el silencio. Es como si las pequeñas no existiesen. Pero cada vez es más difícil quitárselos para que se dediquen a otras actividades. “Se enrabietan tanto que, a veces, pienso que es peor el remedio que la enfermedad. Los dispositivos nos vienen muy bien para tenerlas entretenidas y lograr un poco de calma, pero ahora temo que se hagan adictas a Internet”, reconoce esta treintañera china.
El Gobierno chino también es consciente del problema y ha diseñado una estrategia para atajarlo antes de que los chavales tengan que ingresar en una de las muchas clínicas de desintoxicación a Internet que proliferan por el país. La Administración China para el Ciberespacio anunció en su página web una nueva regulación que entrará en vigor en junio y que obligará a las aplicaciones consideradas más perniciosas -incluidas las de vídeos cortos y retransmisiones en directo- a incluir un ‘modo joven’ que restrinja el contenido al que pueden acceder los usuarios menores de edad, así como el tiempo que pueden utilizar el servicio.
El objetivo es múltiple y se define claramente: “Evitar que los menores, sobre todo los adolescentes, caigan en la adicción a estas aplicaciones, propiciar que crezcan de forma saludable, y promover la responsabilidad social de las empresas de contenido audiovisual y la integridad de Internet”. Según el organismo oficial, estas apps deberán ofrecer la activación del ‘modo joven’ cada día, la primera vez que sean abiertas. No obstante, el comunicado oficial también recuerda que estas redes sociales cuentan con unos 648 millones de usuarios, la mayoría adolescentes, y que la responsabilidad de que sean utilizadas correctamente no es únicamente de las empresas que las desarrollan, sino también de los centros educativos y de los padres.
Aunque la Administración China para el Ciberespacio no detalla cómo se articularán las restricciones, el diario oficial China Daily avanzó que en el caso de Douyin o Kuaishou el límite se establecerá en 40 minutos diarios de uso. Además, los dispositivos con el ‘modo joven’ activado no permitirán acceder a estas aplicaciones entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana, un período en el que se considera que los menores deben estar durmiendo. También se impedirá que los menores hagan retransmisiones en directo, y se desactivará la función que permite acceder al contenido que emiten usuarios ubicados en las inmediaciones.
Hu aplaude el paso y considera que ofrece una herramienta fiable para controlar el contenido al que acceden sus hijas, pero no ve con buenos ojos que haya que activar el ‘modo joven’ cada día. Conscientes de que eso facilitará que los menores se salten las restricciones, tanto Douyin como Kuaishou ya han anunciado que el filtro se activará automáticamente cuando se determine que el usuario no es mayor de edad. En ambas redes, el contenido también será monitorizado para eliminar vídeos sensuales o inapropiados del torrente que aparece en el ‘modo joven’, pero hay decenas de apps similares que todavía no han informado sobre sus planes.
Por si fuese poco, China también está dispuesta a abrir el gran melón de las gratificaciones virtuales que reciben los ‘influencers’ que emiten en directo, conocidos como ‘wanghong’, y cuyas ganancias pueden superar varias decenas de miles de euros al mes. De momento, los menores no podrán enviarles regalos a través de monedas virtuales, y cada vez son más las voces que se alzan para exigir que también se regulen estos pagos entre el resto de los usuarios.
Otros, no obstante, critican que las Autoridades se inmiscuyan cada vez más en el contenido que generan los internautas chinos, y consideran que la censura se extralimita en sus funciones con la excusa de proteger a la población. “Me parece correcto que se restrinjan ciertos contenidos en el caso de los menores, pero el Gobierno aprovecha cualquier excusa para regular también el acceso de los adultos. Y lo hace con una normativa tan vaga que sirve lo mismo para eliminar pornografía o para censurar comentarios políticos legítimos. Ahí está el riesgo”, afirma un activista social que prefiere mantenerse en el anonimato.
En su afán por ‘limpiar’ Internet, en enero el Partido Comunista ordenó que todas las redes de vídeos se aplicasen más en la censura de lo que considera inapropiado. Y listó cien categorías de contenido prohibido, un amplio abanico que va desde mensajes separatistas hasta desnudos. El erotismo es uno de los elementos que más preocupa: continúa siendo ilegal que las mujeres coman un plátano en los vídeos, y ahora tampoco están permitidos los gemidos, los besos, o los pezones -femeninos- que se perfilen por debajo de la ropa. Básicamente, todo lo que “se utilice exclusivamente para la estimulación sensorial” no tiene cabida.
Fuente: Retina El Pais