¿Y si fuera posible saber con precisión científica cómo somos y para qué servimos? En un mundo laboral en el que nadie le puede aconsejar, hay quien asegura que se puede cruzar esa información con las profesiones de éxito.
Creemos que nos conocemos mejor que nadie, pero esto no es así. En realidad no tenemos ni idea de quiénes somos y eso nos impide saber para qué servimos realmente. Si a eso le sumamos que casi nadie nos puede aconsejar acerca del camino profesional que debemos tomar, la búsqueda del trabajo que nos hace felices y que nos proporciona éxito se convierte en una tarea sin fin.
Ante este déficit de asesoría y certezas sobre nuestro futuro profesional, hay quien confía en los futuristas para obtener pistas acerca de la carrera profesional o los trabajos del futuro. Estos futuristas no tienen nada que ver con bolas de cristal u horóscopos. Son más bien visionarios que adelantan cómo será el mundo y cuáles serán los negocios de mañana y las profesiones más cotizadas. Uno de ellos es Thomas Frey, autor del bestseller Epiphany Z: 8 Radical Visions for Transforming Your Future. Frey cree que se nos puede medir atendiendo a nuestra vida personal. Nuestros amigos y familiares sirven para esto. Desde el punto de vista profesional, los conocimientos y habilidades que demostramos también ayudan a evaluarnos. Incluso las relaciones que construimos (nuestra vida real y en las redes) dicen algo de quiénes somos. Todo eso debería servir para conocernos, y aunque pensamos que somos los mayores expertos sobre nosotros mismos, lo cierto es que Thomas Frey sostiene que no es así.
Elena Ibáñez, fundadora de Singularity Experts, una plataforma de orientación profesional basada en la inteligencia artificial, coincide en que la gente no se conoce: “No sabemos realmente cuál es nuestro grado de abstracción o de vigilancia (lo que nos hace sospechar de una fake news)… Tampoco sabemos si nuestra inteligencia mecánica es alta o baja.
Puede cambiar
El consuelo ante tanta incertidumbre sobre lo que somos y lo que podemos hacer en el campo profesional es que todo esto puede cambiar. Al menos, eso piensan Thomas Frey o Elena Ibáñez. Esta última asegura que con la inteligencia artificial se puede medir nuestro perfil bajo 50 dimensiones, lo que permite definir nuestro ADN profesional y conectarlo con los empleos del futuro que se nos pueden dar mejor: “Es el match perfecto con los empleos adecuados a lo que sabemos hacer. Se trata de dar con la combinación que nos capacita y nos hace felices”.
Silvia Leal, experta en transformación digital, cree que “tiene sentido buscar ayuda externa fuera para una posible renovación: qué nos gusta, qué se nos da bien. Si tenemos una opinión subjetiva (demasiado dura) sobre nosotros mismos, no podremos tomar las decisiones adecuadas. Es necesario contar con un diagnóstico de competencias, y que alguien nos diga desde fuera dónde estamos y dónde deberíamos estar. Y usar eso para saber qué se nos da bien, para ser capaces de dedicarnos a algo diferente. Se trata de poner nuevas opciones encima de la mesa.
Además de la inteligencia artificial, cambios tecnológicos como el Internet de las Cosas permiten recopilar información sobre nosotros de formas nunca antes vistas, con lo que se puede analizar desde la cantidad y la calidad de los alimentos que comemos, el aire que respiramos y nuestras actividades diarias, hasta la información que consumimos, nuestro estado de ánimo, o el nivel de compromiso. Thomas Frey cree que “en el futuro, todo se podrá medir, en el contexto emocional, ambiental o espiritual. Todo juega un papel importante en determinar quiénes somos realmente”. Podremos hablar de un yo cuantificado que permita construir una esfera de información medible a nuestro alrededor, y a medida que nos conocemos a nosotros mismos será posible que seamos conscientes de nuestras fortalezas y debilidades.
Según Frey, este hecho tendrá un impacto directo en nuestra educación y en nuestra carrera, y por tanto en las instituciones que se dedican a formarnos, de manera que compensar nuestras debilidades ya no tendrá que ver con la obtención de títulos, sino con adquirir experiencias y nuevas capacidades. En este sentido Fernando Campos, fundador del think tank Círculo Europeo por la Orientación Vocacional, se refiere al “actual estado lamentable” de la orientación profesional: “No se conoce el mercado ni los perfiles con futuro. La elección de éstos se hace a duras penas, y no hay un sistema organizado sobre las habilidades que exigen los reclutadores. No sabemos por dónde irá el futuro dentro de dos décadas, pero las empresas si saben qué gente necesitarán en los próximos cinco años y cuáles son sus planes de desarrollo”.
Fuente:
Tino Fernández, T. F. (2019, 20 septiembre). Descifre el ADN profesional que le llevará hasta el trabajo del futuro. Recuperado 23 septiembre, 2019, de https://www.expansion.com/expansion-empleo/desarrollo-de-carrera/2019/09/20/5d84ebbf468aebb7508b45ee.html