Google compra una compañía a la semana. Facebook copa el top 5 de aplicaciones más descargadas. Amazon es en realidad una compañía basada en la nube. Estas empresas y todas las que basan su negocio en la tecnología han sido clave en una revolución que ya ha cambiado la sociedad. Cómo tratan los millones de datos que recopilan, la ética en la que se basan para hacer un buen uso de ellos y el papel que va a desempeñar España en esta transformación fueron algunas de las reflexiones que se trataron ayer durante el evento Tecnología y Sociedad, organizado por EL PAÍS RETINA, impulsado por Telefónica, Santander, Atento y Grupo Red Eléctrica.
Beth Noveck quiere hacer con las instituciones políticas lo que la madre naturaleza hizo con las plantas. La estructura de la vegetación que nos rodea está diseñada para que los recursos necesarios para su desarrollo se distribuyan equitativamente. “Tenemos que repensar nuestras instituciones para crear igualdad, no desigualdad”, sentencia.
La norteamericana, que fue directora de tecnología en la administración de Obama y dirige actualmente el Governance Lab (Govlab), abrió el evento Tecnología y Sociedad, organizado por EL PAÍS RETINA con una reflexión sobre el potencial de la tecnología para curar las paradojas de la modernidad. El avance tecnológico nos ha traído mejoras en la esperanza de vida, la alfabetización, la movilidad… “Hemos logrado progresos tremendamente optimistas en estos retos. Pero, al mismo tiempo, otras cosas parecen ir en la dirección contraria. Algo va muy mal y está generando una gran incertidumbre”, señala. Estas mismas variables evolucionan en sentido opuesto cuando hablamos de las regiones más pobres, a ello se añaden las preocupaciones que acompañan al calentamiento global, el aumento de la inmigración, la incertidumbre sobre el impacto que la tecnología va a tener en el futuro del trabajo… “Nuestras entidades públicas y privadas no están a la altura de estos retos”, asegura. Y las consecuencias de estas carencias no se han hecho esperar: “Esta desconfianza está llevando en muchos lugares a la elección de demagogos populistas”.
Noveck ve en la tecnología una potencial solución a esta maraña de problemas, una herramienta para remendar las ajadas democracias modernas. “Puede ayudarnos y no sólo mejorando los votos en nuestros sistemas. Podemos hacer algo mejor que elecciones y referéndums. Necesitamos crear modos en los que podamos resolver problemas públicos de forma efectiva, centrándonos en la inteligencia colectiva”.
Su propuesta es implementar la participación ciudadana en todos los procesos de decisión política, desde la identificación de los problemas que exigen solución hasta la evaluación de las políticas diseñadas para hacerles frente. “Estos son los experimentos que nos llevarán a una democracia mejor y más fuerte”.
Dispositivos
Las compañías recopilan información del uso que hacemos de sus dispositivos. La utilizan para adaptarse a las necesidades de los usuarios. Pero esto también genera conflictos relacionados con la privacidad. “Las compañías están compitiendo para lograr la mayor cantidad de datos posible”, explicó Nick Srnicek, profesor de economía digital en el King’s College de Londres. Para solucionar este problema, propuso medidas como tener una nube pública que permita a las administraciones controlar la gestión de la información y que sea de acceso público.
¿Qué dicen las empresas de esas cuestiones? “La ética juega un papel imprescindible en las empresas que desarrollan tecnología”, explicó Christoph Steck, director de políticas públicas e internet en Telefónica. “Una de las tecnologías que requiere de esta ética es la inteligencia artificial: tiene que ser justa y no discriminatoria. También debemos ser transparentes sobre los datos que estamos usando”. Aunque el tipo de información depende mucho de la empresa. Así lo explicó Ángel Mahou, director corporativo de transformación y tecnología del Grupo Red Eléctrica, donde analizan el sistema eléctrico para intentar tener la máxima energía renovable posible. “Esto supone un reto tecnológico enorme para generar la energía que se vaya a consumir en cada momento. La información que manejamos es muy compleja e impredecible”.
Otro de los retos que trae de cabeza a las compañías es “trasladar las acciones físicas al mundo digital y dar ese acceso a través de mensajería instantánea y redes sociales”. Esa fue la opinión de José María Pérez Melber, director general de Atento España. “Aquí el reto ético es proteger la información de los clientes y hacer que alguien que se dedica a una tarea que se ha automatizado no pierda el trabajo”. El debate sobre si la tecnología quitará o traerá más empleo depende de a quién se le pregunte.
“Soy optimista”, aseguró Mitchell Baker, presidenta y cofundadora del navegador open source Mozilla. “Porque al menos estamos empezando a entender las cosas”. En su discurso de clausura aseguró que en la compañía que lidera lleva hablando de estos problemas desde hace 10 o 15 años. “Y la mayor parte no tenía sentido, nadie lo entendía”. Sin embargo, eso ha cambiado, explicó. “Antes a mucha gente no le importaba que la espiaran o que le robaran datos siempre que el producto que le ofrecieran a cambio fuera bueno y gratis”.
Fuente: Retina El Pais