Hamdi Ulukaya, el multimillonario fundador de Chobani Yogurt, habla con pasión del valor de la acción. En un mundo en donde la planeación y la estrategia se promueven como valores superiores, el movimiento simple, a la mano de cualquiera, ofrece un poder ilimitado, casi mágico, para crear cosas donde no las hay. Él mismo cita al poeta Rumi: “A medida que empiezas a caminar por el camino, aparece el camino”.
Después continúa: “Cuando empecé Chobani, nunca antes había dirigido una empresa y no tenía un plan, pero una cosa que vi que podía arreglarse con facilidad eran los viejos muros de la fábrica: necesitaban pintura nueva. Así que compré pintura, y nuestros primeros cinco empleados y yo nos pusimos a trabajar. Fue la primera y mejor decisión que tomé. Hay algo mágico en el movimiento, en la acción, algo que te permite pensar, descubrir nuevas ideas y sentir que estás progresando. Así que no te sientes a esperar, actúa”.
El que espera, desespera
Imagen: Ben White vía Unsplash
Hace poco charlé con el sobrino de un buen amigo mío, que buscaba consejo: un joven listo, preparado y movido, que de alguna manera llevaba atorado algunos meses. “He mandado docenas de currículos y he ido a cinco o seis entrevistas… ¡pero no encuentro trabajo!”
Yo mismo he estado allí, en ese especie de limbo terrible en donde descubrimos que el mundo no nos tiene preparado el cobijo laboral que nos prometieron al estudiar en tal o cual universidad. Existen muchas razones por las que no encontramos trabajo. A veces son culpa nuestra y a veces no. Se vale buscar trabajo, desde luego, pero… ¿y entre tanto?
- ¿Y qué estás haciendo ahorita? le pregunté-.
- Pues… busco trabajo. me respondió-.
- ¿Buscas trabajo 12 horas al día?
- Bueno… no.
- ¿Y entonces?
“Las vacas no dan leche”, escuché alguna vez en una plática en mi universidad. “Las vacas tienen leche, pero no dan leche. Hay que ir y ordeñarlas”. Esta idea me ha dado vueltas entre oreja y oreja por muchos años y siento que vuelve a mis labios cada vez que me siento a esperar que pasen cosas.
En efecto, la vida está llena de oportunidades, de negocios y de riquezas. Pero las oportunidades no vienen por arte de magia. A veces vienen si las buscamos o si las pedimos… pero la mayoría de las veces se nos revelan cuando caminamos, cuando nos movemos. Sentarse a esperar… sencillamente no es una opción.
Moverse, de acuerdo, pero… ¿hacia dónde?
Cada persona está en una situación particular y única. Es difícil establecer una regla universal. Algunos pueden esperar un poco más (porque viven con sus papás, por ejemplo) y otros no pueden esperar ni dos días (porque quizás tienen una familia que mantener). Cada persona tiene un camino único, que no puede ni debe juzgarse.
Sin embargo, es también cierto que, así como existen, por un lado, millones de personas desempleadas… existen otros tantos millones que sí tienen un trabajo… que odian, y cuyo futuro profesional es una pared gris en un callejón sin salida. Yo no te deseo ninguna de las dos cosas.
Creo en el valor del talento, la pasión y el movimiento. Si estás esperando una mejor oportunidad o estás atorado en un trabajo que no amas, entonces es tiempo de fijar rumbo y empezar a moverte hacia el lugar en donde quieres estar. No en una semana, sino en veinte o treinta años. No la chamba que te sacará esta quincena, sino el espacio en donde tú, personalmente, crees que se encuentra tu éxito. Ese lugar es único para cada persona.
Digamos, por ejemplo, que tu sueño es trabajar en la televisión. Mientras estás esperando que te contraten ¿no crees que sería útil armar tu propio canal de youtube en tu casa, por las noches o los fines de semana? Empieza a escribir, editar y publicar tus videos, por más caseros que sean. Ve a dónde te lleva ese camino, independientemente si te contratan o no. Es decir: haz lo que quieres hacer y sé lo que quieres ser, aunque no te paguen por ello. No me refiero solo a que tengas un hobbie, sino a que defiendas en tu alma la ilusión de que puedes ser inmensamente feliz y exitoso. No importa si hoy estás quebrado o si tienes que conseguir un trabajo repartiendo pizzas: eso no significa que renuncies a lo que eres.
Esa terrible palabra: libertad
Imagen: Naveen Chandra vía Unsplash
En tu vida no existen tiempos muertos: cada minuto es un regalo que debes usar con un propósito. Se vale trabajar y se vale descansar. Lo que no se vale es perder el tiempo.
Uno de los secretos mejor guardados en esta vida es el siguiente. Tú puedes hacer lo que quieras. Es el secreto de la libertad humana. Es, también, una invitación terrorífica para la mayoría de las personas.
“¿Qué puedo hacer?”, me preguntan, y lo les digo: “haz lo que quieras”.
A la mayoría no le gusta mi respuesta. La mayoría espera que yo les diga: “haz esto o aquello, ve con esta persona, manda tu currículo aquí y tus problemas desaparecerán”. No quieren libertad: quieren que alguien les diga qué hacer… y hacerlo. Pero eso es una trampa. En cambio, les digo “haz lo que quieras”. Y después, remato. “Así que dime… ¿Qué quieres?”. No es una pregunta para nada sencilla. “Dinero, éxito, fama, felicidad” son respuestas vagas e imprecisas. Son respuestas de un niño de cinco años. Yo quiero que busquen en su alma y me digan: quiero viajar, quiero bailar, quiero pintar, quiero ayudar a otros, quiero que mi vida tenga un propósito. Quiero que busquen el lugar en donde se cruzan sus talentos y sus pasiones y decidan en ese momento trascendental qué es lo que quieren ser y hacer.
Insisto, no es una pregunta fácil. Si tú mismo no sabes lo que quieres, no hay poder ni consejo humano que te saquen de tu miseria. Irás caminando por el mundo como viajero sin mapa, sin auto, sin gasolina. En cambio, si sabes a dónde quieres ir, no importa cuán lento vayas: es mejor que no ir a ningún lado.
Al final mi consejo tiene estos tres pasos.
- ¡Haz lo que quieras!
- Pero piensa en serio… ¿qué quieres?
- ¡Ahora muévete!
Haz lo que quieras, sé lo que quieras
Imagen: Caroline Veronez vía Unsplash
En la parábola bíblica de los talentos, el dueño de la hacienda da distintos talentos a distintas personas. Al final, la única pregunta que les hace es “¿qué hiciste con los talentos que te di?”. Tus talentos son únicos, y te garantizo que hay negocio en todos ellos. Hay poetas y filósofos ricos y famosos tanto como hay banqueros o empresarios.
Cuando te muevas, no te muevas buscando dinero. Sé que suena como un consejo romántico, absurdo e impráctico, pero es todo lo contrario. Muévete buscando acercarte al lugar al que quieres llegar, poniendo en juego tus talentos para generar valor. Una vez que encuentres valor en tus talentos y aprendas a desarrollarlo con visión y estrategia, habrá un mercado dispuesto a pagar por ellos.
Y entonces vendrán la riqueza y el éxito, pero en tus propios términos. Te prometo, es el mejor negocio posible para ti.
Así que no importa si estás buscando trabajo, estás atorado en el mismo o simplemente ansías más de la vida. La única respuesta posible es esta: haz lo que quieras, muévete, crece y sigue caminando.
Fuente:
Pimentel, F. G. (2021, 2 junio). No esperes a que te den trabajo: muévete. Recuperado 2 de junio de 2021, de https://www.entrepreneur.com/article/373401