Pongamos que estás decidiendo qué estudiar. O que andas buscando nuevos horizontes laborales. Si has vivido en el mismo planeta que nosotros durante los últimos cinco años, es probable que hayas notado que al Olimpo profesional llegan cada vez más informáticos. Parece que el futuro será de quienes aprendan a susurrar a las máquinas.
Pongamos ahora que te animas. No eres tú muy de ciencias, pero pasas por el aro y empiezas a mirar planes de estudios. En cuestión de segundos los verás aparecer, funestos y disuasorios. Son los espantapájaros, el Can Cerbero, el hombre del saco de la programación: Métodos matemáticos, Matemática Discreta y Lógica Matemática, Probabilidad y Estadística, Álgebra Lineal, Cálculo, Análisis Matemático.
- Hemos sido engañados
“Los humanos normales tenéis la creencia de que la programación es algo muy relacionado con las matemáticas. Incluso me han llegado a decir que con la física. Esto no es del todo cierto”, sentencia Fernando Rodríguez, experto en enseñanza en programación y desarrollo y cofundador de KeepCoding.
Las matemáticas tienen su sentido, pero en campos muy específicos. Para el común de los mortales, aprender a programar requiere otras destrezas. “Se necesita saber cómo plantear la resolución sistemática de un problema. Son habilidades más organizativas”, explica Rodríguez.
- Del latín al código
Leticia Martín-Fuertes es la prueba viviente de que las matemáticas son una barrera más bien relativa a la hora de aprender a programar. Estudió Filología Clásica, y los créditos que invirtió en Gramática Griega o Literatura Latina Republicana y Augústea no le han impedido reinventarse como lingüista computacional. “No sé si diría que no se necesita nada de matemáticas, pero está al alcance de cualquiera, sí. No hay que ser un genio. Programar no equivale a matemáticas. Para mí, equivale a pensamiento lógico”, señala.
Además, más allá del hecho de que lo primordial en el aprendizaje sea la aproximación lógica a los problemas, existen librerías que permiten aplicar cálculos avanzados sin aturullarse. Matemáticas prêt-à -porter: “Tienes que aprenderte el paquete y pensar cuál te funciona. Yo sé que le meto números y me saca otro número. Pero no sé las matemáticas que hay detrás”, admite Martín Fuertes.
Por supuesto, no van a hacer daño algunas nociones fundamentales. Fernando Rodríguez pone la vara al nivel de los conocimientos adquiridos en el instituto. “No necesitas mucho más. Si tienes la cabeza mínimamente organizada puedes ser perfectamente un programador de éxito”.
- Los primeros de la clase
En este sentido, los músicos parten con ventaja. “El proceso mental para componer es el mismo que para programar”, asegura Rodríguez. Al compilar lo que escribe el compositor, se obtiene una melodía. En el caso de los programadores, el resultado es un software.
Sin embargo, estas facilidades son un factor secundario. Que sepas solfeo, álgebra o kárate no te va a librar de un buen puñado de horas de estudio para avanzar en esta disciplina. “El trabajo duro gana al talento en todos los casos en los que el talento no trabaja duro. Lo he visto en infinidad de ocasiones”, insiste el cofundador de KeepCoding.
- ¿Y las universidades qué?
Que las matemáticas pierdan peso en los planes de estudio universitarios es, por ahora poco probable. Esta desconexión entre el mundo académico y el profesional no es casual, explica Rodríguez: “No es posible que una universidad mantenga su plan de estudios al día. Esto cambia muy deprisa. Por eso no queda otra que centrarse en la parte teórica, que no cambia tanto. Lo que pasa es que esa base tan fuerte no se necesita para los puestos de trabajo que hay en España. Y ni siquiera en Estados Unidos en la mayoría de los casos”. Y de ahí las matemáticas.
¿Y si tocas techo por no saber de números? Aunque en principio, es improbable, después de haberte hecho el maratón que implica aprender un lenguaje de programación, estarás más que preparado para enfrentarte a nuevos retos. “En cualquier profesión tienes que estar aprendiendo y reaprendiendo constantemente. Lo fundamental es que te guste, porque estás condenado a estar enfangado en esto hasta el fin de tus días. Y si notas que te hace falte tienes más recursos de los que ha habido en toda la historia. Gratis a un clic”.
Fuente: Retina El Pais