En 2016, Alec Ross, quien fuera secretario particular de Hillary Clinton durante su gestión como secretaria de estado de los Estados Unidos y coordinador de la política de tecnología y medios en la campaña que llevó a Barak Obama por primera vez a la presidencia en 2008, publicó el betseller The industries of the future (Las industrias del futuro). Alec Ross menciona que su obra es resultado de su larga trayectoria como asesor en proyectos de innovación y su conocimiento de los cambios que están ocurriendo en una gran cantidad de países que ha tenido la oportunidad de visitar. El autor explica que una de sus principales motivaciones para escribir el libro fue que éste sirviera a los padres de familia como guía para orientar la futura educación de sus hijos.
Así, a través de seis capítulos, además de la introducción y las conclusiones, de los que está compuesto el libro, Alec Ross describe el impacto que tendrán en nuestra forma de vida las industrias de la robótica, la genómica, el análisis de grandes volúmenes de datos (Big Data), el desarrollo de software, la construcción de algoritmos y la codificación del sector financiero (gracias al Bitcoin). Para el autor, estas industrias, algunas de las cuales escuchamos de manera cotidiana y que se encuentran estrechamente asociadas con el actual desarrollo de los sistemas digitales, son las industrias que guiarán la economía global y que permitirán mejorar la calidad de vida de la población; es decir, son “las industrias del futuro”.
Tal vez el elemento que distingue la obra de Alec Ross de otros libros que abordan la importancia actual y futura del desarrollo de las industrias digitales o la llamada “cuarta revolución industrial” es el capítulo: “La geografía de los futuros mercados”. En esta parte del libro el autor destaca que el desarrollo de las “industrias del futuro” estará estrechamente asociado a las ciudades. Las razones que ofrece para explicar esa relación son varias, pero podríamos destacar dos. Primero, las ciudades permiten la concentración de personas y ofrecen la infraestructura de comunicación y transporte necesarias para el intercambio y combinación de ideas, las cuales son la materia prima para el desarrollo de innovaciones. Segundo, las ciudades concentrarán prácticamente 80% de la población mundial en 2050, lo cual las convierte en los principales mercados de la economía global.
A pesar de que el autor destaca la relación entre las ciudades y las “industrias del futuro”, él mismo reconoce que no todas las urbes podrán alcanzar el éxito global. Alec Ross indica que no sólo es necesario que los gobiernos locales identifiquen y aprovechen el talento de su población, sino que además generen las condiciones necesarias para el desarrollo de dichas industrias. Por su puesto, entre esas condiciones se encuentra la infraestructura física, pero también se requiere generar el bienestar y la felicidad de la población a través de ciudades que cuenten con sistemas de transporte eficientes (con elementos tan sencillos como conocer cuánto tiempo hay que esperar para que pase el siguiente autobús); un sistema de trámites administrativos ágiles y transparentes; acceso a espacios públicos agradables e interesantes; apertura a la diversidad de creencias y preferencias. Las ciudades que están generando estas condiciones son aquellas que están posicionándose en el mundo como líderes en las “industrias del futuro”.
Alec Ross no lo dice explícitamente, pero con las anteriores ideas es posible sostener que una pieza clave para generar las condiciones urbanas necesarias para el desarrollo de las “industrias del futuro” es la tarea que desempeñan las disciplinas especializadas en el estudio, el diseño y la planeación de las ciudades; es decir, hablamos del urbanismo y la planeación urbana. El papel de estas disciplinas es central pues su conocimiento sobre la configuración espacial de las ciudades y su capacidad para generar propuestas que permiten hacer más eficientes, funcionales y estéticos los componentes de las ciudades, las define como piezas claves en la construcción de los vínculos que deben existir entre los esfuerzos de las universidades por impulsar las profesiones vinculadas a las “industrias del futuro”, el desarrollo industrial y las economías locales. Así pues, me atrevería a decir que estas dos áreas del conocimiento pueden inscribirse como parte de las “industrias del futuro” y, por supuesto, deberían de ser una opción profesional muy prometedora.
Finalmente, sin lugar a duda recomiendo la lectura del libro de Alec Ross, no sólo porque invita a tener una visión del futuro y hace evidente la urgencia de transformar nuestras ciudades con el objetivo insertarnos en la futura economía global, sino porque estoy seguro que sus lectores encontrarán interesantes aristas para ser exploradas en distintos campos del conocimiento.
Fuente: La Jornada