Dos estudiantes de Ingeniería Electrónica crearon una alarma de detección de monóxido de carbono que se diferencia de las existentes porque incluye la comunicación con celulares de vecinos o familiares, para alertar por el escape y la posible intoxicación de los habitantes del lugar.
Se trata de un dispositivo sencillo, similar a una alarma por robo o detector de humo, que se conecta en forma eléctrica y, en caso de corte de luz, sigue funcionando con batería propia.
Juan Ignacio Ruíz Díaz y Emanuel Córdoba son amigos desde que empezaron la carrera en la Universidad Nacional del Sur. El primero tiene 28 años y es bahiense. Emanuel nació hace 25 años en Santa Rosa (La Pampa, Argentina). Cursan el 4º año y han hecho varios proyectos juntos.
Explicaron que “DeteCtor” puede percibir la cantidad de monóxido de carbono, la temperatura y la humedad en el ambiente y que, al llegar al límite de lo permitido por las normativas vigentes, comienza a sonar.
Además, de acuerdo a la peligrosidad que registra, realiza llamadas a los celulares previamente configurados, pensando en que las posibles víctimas pueden haberse adormecido por la inhalación del gas. De esta forma se facilita la llegada de auxilio.
“En la materia “Computadoras digitales” se requería de un proyecto integrador de los contenidos. Es así como se nos ocurrió que, en un aparato que se vende en el mercado con otras funciones, pudimos agregarle una plaqueta con parámetros varios, según la normas del ENARGAS, que permite detectar las fugas y, a su vez, conectar con teléfonos ya agendados”, explicó Juan.
Al que recibe la llamada, le aparece un mensaje con el nombre agendado desde donde se realiza la conexión, por ejemplo, “alarma gas” o “detector”. Realiza varias llamadas perdidas a distintos teléfonos (fijos o celulares) y pueden agendarse una gran cantidad de números.
Emanuel y Juan trabajaron en el laboratorio de Sistemas Digitales del Departamento de Ingeniería Eléctrica y de Computadoras, que funciona en el Campus del Palihue. “La diferencia con otras opciones es que no depende de la conexión de Internet para realizar las llamadas, eso garantiza que siempre funcione”, aclaró Gonzalo.
Los fallecimientos o internaciones por inhalación de monóxido de carbono son frecuentes en el invierno, especialmente en viviendas humildes con instalaciones precarias o sin revisiones periódicas de los artefactos. En Bahía Blanca, sólo en la última semana de julio, 11 personas debieron ser hospitalizadas por esta causa en tres viviendas de la ciudad. El hecho más grave ocurrió en el barrio Villa Hipódromo, donde murió un joven de 23 años.
En junio de 2011, fallecieron dos jóvenes de 28 años en su casa por no contar con auxilio a tiempo por parte de las autoridades sanitarias, quienes constataron los decesos al llegar al domicilio. La situación fue descubierta por un familiar que llegó a la vivienda a las 21.30 y como nadie atendía decidió llamar al 911. Luego se supo que las víctimas del hecho habían llamado al servicio de emergencias varias horas antes. La ambulancia concurrió hasta el lugar, pero nadie ingresó a la vivienda. Por ello, uno de los operadores y una médica del servicio de emergencia fueron imputados de homicidio culposo.
La propuesta es patentar la idea y lograr financiación, con el fin de poder incorporarlo al mercado a precios bajos. “Pensamos en hacer algo para evitar las tragedias que suelen ocurrir en invierno y que sea accesible”, concluyó Gonzalo.
Fuente: Argentina Investiga