Son muchos los cambios a nivel social que traerán los coches autónomos. Uno de ellos, de múltiples aristas, tiene que ver con el uso del espacio dentro del vehículo. Un trabajo publicado en la revista Annals of Tourism Research, que se dedica a estudiar el turismo desde una perspectiva académica, aborda este aspecto de los coches autónomos.
Los responsables del trabajo, procedentes de la Universidad de Surrey y de Oxford, entre otras, han reflexionado en base a 150 estudios para desentrañar cómo impactará el coche autónomo en el sector turístico. Una de sus conclusiones es que estos vehículos podrían convertirse en lugares para practicar sexo e incluso en auténticos prostíbulos u hoteles de habitaciones por hora.
Los autores del estudio señalan que se trata de un paso natural. El sexo está muy presente a lo largo de la actividad turística. Y la prostitución, aunque lo está en menor medida, no deja de formar parte de esta industria.
Una de las partes del trabajo se centra en los taxis. En el futuro no solo se podrán ahorrar el sueldo del conductor, también el espacio que ocupa. Así, las compañía podrían invertir más en la experiencia del cliente. Podrían ofrecer un interior más espacioso, con una cama o un sillón de masaje.
Además del uso de los coches autónomos como lugares para ejercer la prostitución, los investigadores destacan también la posibilidad de que sirvan para otras actividades ilegales, como el consumo de drogas.
Aunque el trabajo no deja de señalar un aspecto importante: la seguridad. En marzo el coche autónomo de Uber mató a una persona y también ha habido víctimas mortales con el autopiloto de Tesla. Los accidentes ocurren y ocurrirán. Y si los ocupantes de un vehículo no se encuentran en una buena posición, con el cinturón de seguridad abrochado, los riesgos de lesión aumentan considerablemente.
Hay otro factor a tener en cuenta. Los coches autónomos recogen una enorme cantidad de datos. Las personas que decidan practicar sexo en un coche autónomo tendrán que saber que el vehículo seguirá recolectando información del recorrido y el entorno. Más aún, el automóvil estará repleto de sensores, entre ellos cámaras. En principio todo esto se orienta hacia el exterior, pero quién sabe cómo serán estos coches en unos años.
Las implicaciones para una persona que sea trabajador sexual son aún mayores. Algunos autores señalan que el registro de la localización podría darles seguridad. Otros se plantean si esta información podría usarse en contra suya en aquellos lugares donde su actividad está severamente penalizada.