Es algo que se ve, todos los días y en todas partes, no sólo en los iPhone: pantallas de smartphone rotas. Puede ser una grieta solitaria, o un grupito de ellas en un rincón del terminal, o puedes tener todo el frontal homenajeando el estilo trencadís catalán. Los teléfonos se caen y se rompen, es algo inevitable y que motiva a todos los fabricantes a reforzar los materiales para que sean más resistentes a golpes.
Para dar dimensiones a este fenómeno, ha aparecido un estudio reciente de la aseguradora SquareTrade que da algunas cifras. Resulta que en los Estados Unidos se estima que a lo largo de este año se han roto las pantallas de 50 millones de smartphones (unas 5.761 pantallas rotas cada hora), y que los consumidores del país se han gastado 3.400 millones de dólares en reparar esas pantallas.
Es todo un negocio, porque eso significa que dos terceras partes de los usuarios estadounidenses de un smartphone han tenido su pantalla rota en algún momento. Los accidentes más comunes son caídas desde el bolsillo, caídas a un sitio con agua o incluso en el WC o empujones accidentales que hacen que el dispositivo se caiga desde una mesa.
La encuesta desvela un dato revelador: un 46% de los norteamericanos cree que el coste de reparar la pantalla de un smartphone cuesta 150 dólares o menos. Y en el caso del iPhone eso no puede estar más lejos de la realidad: en los Estados Unidos reparar la pantalla de un iPhone XR cuesta 199 dólares. Ese precio sube a los 279 dólares en el caso de un iPhone XS y hasta a los 329 dólares para la pantalla de un iPhone XS Max. Siempre hablando de precios oficiales y con garantías de la propia Apple. A medida que los modelos tienen más edad el coste se va abaratando.
Además, en aquellos iPhone con carga inalámbrica también hay que tener en cuenta la posible rotura de la parte trasera de cristal. Reemplazarla también puede implicar un precio mayor, ya que es a través de ese panel de cristal transparente por donde se hace la carga por inducción. El proceso de reemplazo es delicado y no puede interpretarse como un simple cambio de la pieza. De hecho, en algunas ocasiones Apple puede incluso ofrecerte un cambio entero del terminal.
Hay que decir también que las reparaciones en centros autorizados, que pueden ser más baratas, pueden acabar siendo un remedio peor que el de la enfermedad. Apple tiene modos de detectar si un componente que lleva el teléfono es oficial o no, y cumpliendo con su propia garantía se negará a tocar y mucho menos reparar el iPhone si ve que ha sido manipulado por alguien que no ha sido certificado para ello.
Sabiendo esto, es normal ver cómo un 65% de los consumidores optan por simplemente vivir con la pantalla del smartphone rota hasta que simplemente la reparación pase a ser esencial para poder usarlo. Aquí Apple también tiene su propia normativa: no puedes venir a reparar un iPhone que tenga algún problema adicional ignorando esa pantalla rota. O se repara todo o no se repara nada, algo que también se nota en la factura.
Si tu iPhone se rompe eres libre de aguantar con la pantalla y/o su parte trasera agrietada, desde luego, tienes completa libertad para ello. Pero ten en cuenta que si quieres reparar algo más, tendrás que hacer una reparación de todos los defectos sin poder ser selectivo. Mi recomendación es la que es: intenta que el iPhone no se te caiga o se deslice por tu bolsillo. Y si se te rompe, prepara tus ahorros.
Fuente: Tecnoxplora