Cuando el informático Raúl Mur (Zaragoza, 1989) acabó el doctorado en 2017, no veía “una vía estable” en España para continuar dedicándose a la investigación. Pero en el extranjero le llovían las ofertas desde incluso un año antes de doctorarse. Recibió propuestas de grandes empresas tecnológicas y de startups. Y optó por salir del país. Ahora trabaja en el Laboratorio de Realidad Virtual y Aumentada de Facebook en Washington (EE UU) y es uno de los seis informáticos españoles menores de 30 años que este martes han recogido el premio a Jóvenes Investigadores Informáticos. La Fundación BBVA y la Sociedad Científica Informática de España le han otorgado este galardón por su investigación en técnicas de visión artificial y por desarrollar un software usado en universidades de todo el mundo.
“No hay una apuesta clara para la gente que acaba un doctorado permanezca en España”, cuenta Mur, que estudió Ingenieria Industrial en la Universidad de Zaragoza y después hizo un máster en Ingeniería de Sistemas e Informática. Este joven comenzó a mostrar interés por la robótica cuando era solo un niño: “Siempre me ha gustado en la ciencia ficción”. Años más tarde, en la universidad, un profesor sacó su portátil, lo conectó a una webcam e hizo una demostración de una aplicación de realidad aumentada: “Me pareció increíble que algo así fuese posible y me hizo interesarme por la visión por computador”.
Su investigación se centra en un problema conocido como localización y construcción simultánea de mapas (SLAM, por sus siglas en inglés). “Son un tipo de técnicas que buscan dotar a cualquier dispositivo que esté equipado con sensores, como por ejemplo una cámara, de la capacidad de construir tridimensionalmente su entorno y generar una especie de mapa que sirva para localizar el dispositivo”, explica.
Sin GPS
El joven zaragozano explica que cada vez más empresas, sobre todo en Estados Unidos, muestran interés por el SLAM: “En los próximos años habrá una explotación de aplicaciones comerciales que utilizan este tipo de técnicas”. Su ventaja frente a otros métodos es que no dependen de infraestructuras externas para funcionar como por ejemplo el GPS, que requiere de satélites. “Únicamente requiere utilizar los sensores que lleva equipados el propio dispositivo. Por lo tanto, puede funcionar en sitios donde el GPS no funciona muy bien, por ejemplo en un edificio”.
La principal contribución de Mur en esta línea de investigación ha sido el desarrollo de un software de SLAM visual más preciso y fiable que sistemas anteriores. “En 2015 hicimos público el código fuente bajo una licencia gratuita para fines no comerciales con el propósito de beneficiar a la comunidad científica”, explica. Ahora investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts , la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, el Imperial College de Londres y otras universidades de todo el mundo utilizan este tipo de software.
Drones o robots de servicios
Con estas técnicas de SLAM es posible conocer en todo momento cómo se mueven un robot, un móvil o un casco de realidad aumentada en su entorno y reconocer dónde están. Estas técnicas pueden emplearse en cirugía, vehículos autónomos, drones o robots de servicios. “Ya hay aplicaciones comerciales como aspiradoras robóticas y apps de realidad aumentada en smartphones que las están utilizando”, afirma. Entender cómo se mueve un teléfono en el espacio resulta especialmente útil para aplicaciones de realidad aumentada: “Permite que si, por ejemplo, colocas una botella virtual encima de una mesa, siga estando en la mesa aunque muevas el teléfono”.
La realidad aumentada y virtual tiene el potencial de revolucionar la manera en la que miles de millones de personas trabajan, juegan e interactúan y cada vez son más las empresas que apuestan por ella. Es el caso de Facebook, que en su Laboratorio de Realidad Virtual y Aumentada reúne a un equipo de investigadores, desarrolladores e ingenieros de todo el mundo que trabajan en múltiples campos para mejorar los cascos: intentan desde mejorar el softwarepara la localización a visualizar gráficos de manera eficiente”.
“El objetivo es conseguir unas gafas que puedas llevar en cualquier momento, que no pesen un kilo y que no necesiten estar conectadas a un ordenador potente para funcionar”, afirma Mur. Los cascos que hay actualmente en el mercado son muy aparatosos, según el joven. “Lo ideal sería crear unas gafas que pudieras llevar puestas y fueran indistinguibles de unas gafas normales”.
Desafío
Ahora el reto principal de los expertos en estas técnicas de localización, según sostiene, es hacer que sean capaces de funcionar en cualquier lugar. “Lo que interesa es que no fallen nunca o sepamos predecir cuándo van a fallar. Ahí queda trabajo por hacer”, reconoce el informático.
Otro de los desafíos es cómo garantizar la privacidad de los usuarios. “Cada vez vamos a tener más dispositivos electrónicos como cámaras o micrófonos a nuestro alrededor que procesan información con sensores”, cuenta Mur. Muchos de estos sistemas trabajan con imágenes: “Si usas un robot dentro de una casa, utilizas información que podría ser sensible, especialmente si ese mapa que estás generando de la casa no se guarda localmente sino en un sistema de almacenamiento en la nube”. Para solucionar este problema, Mur propone “encriptar la información e intentar hacer la mayor parte del cómputo localmente en el robot en lugar de en servicios en la nube”.
Fuente: El Pais