Un ritmo cardíaco que se detiene por un segundo, que fluye de manera irregular o sin freno: un corazón desbocado es motivo suficiente para que un cardiólogo recomiende llevar una pequeña riñonera, llena de cables y electrodos conectados al pecho durante las siguientes 24 o 48 horas. El médico quiere descubrir qué te desboca el corazón y por qué.
Se trata de un Holter, una grabadora que registra la actividad cardíaca de los pacientes para ayudar al diagnóstico de posibles enfermedades. Aunque es cada vez más pequeño, su diseño puede resultar incómodo o aparatoso. Para solucionar este problema, un grupo de científicos ha creado una pegatina. Mide cuatro centímetros y se adhiere a la parte interior del antebrazo, a la altura de la muñeca. Según los investigadores, recoge la misma información que un electrocardiograma. Su estudio se acaba de publicar en la revista Science Advances.
Los investigadores cuentan que para que los datos sean lo más fiables posible lo ideal es que el paciente no sienta que está siendo monitorizado. Y con esta pegatina se consigue: mide 0,004 milímetros de grosor, está construida con electrodos diminutos y una fila de amplificadores que transmiten la información a la parte donde se almacenan los datos. Es muy flexible y, según los investigadores, puede aguantar las “deformaciones cotidianas” provocadas por la persona que la lleve. Tiene una membrana de silicona elástica con nanopartículas de oro, que aumentan su estabilidad y memoria.
Igual que el Holter, esta pegatina está destinada a pacientes con alteraciones de la frecuencia cardíaca, como las arritmias. El latido irregular del corazón puede ser mortal si no se trata, pero “las arritmias pueden ser imprevisibles y muy breves, por eso es importante el monitoreo continuo del corazón para diagnosticarlas”, cuenta el investigador principal, Dae-Hyeong Kim, de la Universidad Nacional de Seúl (Corea del Sur). También puede ser útil para pacientes que sufran mareos o pérdidas de consciencia, según Carlos Macaya, jefe de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
En los últimos años se han desarrollado dispositivos distintos al Holter, como relojes o bandas, que también miden la actividad del corazón, pero los materiales de los que estaban hechos tenían problemas con la eficiencia de su almacenamiento y no se adherían lo suficiente a la piel para detectar el ritmo cardíaco con precisión.
Los investigadores están convencidos de que los resultados de su estudio ayudarán a diseñar en el futuro dispositivos móviles para monitorizar la salud a distancia que estén mejorados y personalizados.