Se llamaba Simon y sobrevivió solo dos años, pero este teléfono inteligente de IBM fue el primero de una tecnología que ha revolucionado la vida. Ahora, el smartphone afronta una nueva encrucijada con el 5G, que multiplicará su capacidad de operatividad móvil; Internet de las Cosas, la interacción entre aparatos que tendrá en el teléfono su principal mando; y la inteligencia artificial, que anticipa y acelera la satisfacción de las necesidades de los usuarios.
Cuando se presentó en público en Florida, durante la Wireless World Conference de noviembre de 1993, llamó la atención. Lo más parecido que se había visto antes, en cuanto a portabilidad, era un teléfono para coches “que costaba más que el vehículo y solo hacía llamadas”, recuerda una técnico del Samsung Innovation Museum de Suwon, donde hay expuesto un ejemplar.
Simon era algo más. Permitía recibir y enviar correos electrónicos y faxes así como conectarse a ordenadores, contaba con calendario y agenda, disponía de un bloc de notas y ofrecía primitivas aplicaciones. Incluso anticipaba el teclado predictivo de ahora y contaba con un lápiz digital para usarlo sobre su pantalla de LCD color verdoso.
BellSouth Celular se encargó de la comercialización y lo puso a la venta en agosto de 1994 por precios que oscilaban entre los 899 dólares (788 euros al cambio actual) si se vinculaba a un contrato de dos años y los 1099 dólares de la versión libre. En aquellos años, el salario medio español rondaba entre lo que hoy serían 1.360 y 869 euros (226.752 y 144.661 pesetas).
Este alto precio para la época y la escasa duración de la batería abocaron a Simon a morir a los dos años de su lanzamiento. Pero la puerta se había abierto y nunca más la telefonía volvió a ser lo mismo.
Evolución (Cámaras, pantallas y baterías)
Tras Simon comenzaron a generalizarse los móviles y su uso masivo generó nuevas necesidades. Joshua Cho, vicepresidente del grupo Audiovisual de Samsung Electronics resume que los clientes, tras la aparición de las primeras unidades con pantalla, fueron demandando “más resolución, más tamaño, más alcance, más usabilidad, nuevos diseños y menos consumo de batería”.
En tamaño, los móviles rozan ya su techo. De hecho, las nuevas unidades han generado la venta de unos anillos que se pegan a la parte trasera para manejar los aparatos con más comodidad. La industria ha intentado ganar pantalla eliminando casi al 100% el marco. Queda un nuevo cambio que será la próxima aparición de la pantalla plegable, “que permitirá disponer de más superficie de visión de determinadas aplicaciones sin aumentar el tamaño del teléfono”, según el vicepresidente del grupo de investigación de Samsung, Byung Duk Yang.
En cuanto a baterías, los investigadores coreanos del mayor fabricante de móviles junto a Apple, apuestan por el grafeno, un material compuesto por carbono con el que aspiran a presentar el próximo año unidades de energía que duren más cargadas, que tengan una mayor vida útil y cuya carga se acelere.
Sobre las cámaras, con cinco que lleva el último modelo de Samsung parece haberse alcanzado el máximo que se permite sin poner en riesgo la portabilidad del aparato, por lo que la tendencia es que la inteligencia artificial y la mayor capacidad de procesamiento permitan hacer más con la imagen que lo que pueden captar las cámaras.
Y revolución
Pero estos aspectos suponen innovaciones sobre la tecnología existente. La auténtica revolución de la telefonía móvil está basado en los tres mandamientos de las grandes compañías: 5G, Internet de las Cosas e inteligencia artificial.
El 5G o quinta generación de telefonía móvil es El 5G o quinta generación es la nueva banda ancha inalámbrica que proporcionará velocidades de carga y descarga hasta 100 veces superiores a las actuales, incluidas las que ofrece la fibra óptica, cobertura y rapidez de respuesta entre la orden y ejecución de una tarea, algo fundamental para el futuro de la conducción autónoma. la automatización y robotización de procesos o para los juegos en línea, por ejemplo.
Unido a su desarrollo está la evolución del Internet de las Cosas, que supone la interacción de las máquinas entre sí. Ahora mismo hay 7.000 millones de dispositivos conectados a Internet y se espera llegar hasta los 100.000 millones en siete años. Este mundo permitirá manipular, dirigir o programar cualquier aparato a distancia, para lo cual el móvil está llamado a ser el elemento clave.
Por último, la inteligencia artificial va a desempeñar un papel fundamental. Se trata de la capacidad de computación de datos para configurar otros de salida. Las máquinas están aprendiendo a no dar siempre los mismos resultados sino a variarlos según el aprendizaje que obtienen de la respuestas generadas. En el caso de la telefonía, que gracias a la computación en la nube puede prescindir del ordenador que necesitarían para aplicar la inteligencia artificial desde un único dispositivo, permitirá a todas las aplicaciones aportar resultados más precisos y rápidos, así como llevar a cabo tareas más complejas cada vez. El límite es la imaginación.
Fuente: El Pais