Se trata de un dispositivo que nos analiza cada mañana y es capaz de predecir cuándo (y de qué) vamos a ponernos enfermos.
El dispositivo se llama Wize Mirror y externamente no se diferencia de un espejo convencional. Sin embargo, detrás lleva un complejo sistema de cámaras capaces de operar en diferentes longitudes de onda, escáneres 3D y hasta sensores de gases para analizar el aire que exhalamos al mirarnos en él.
El objetivo de todo este catálogo de sensores no es solo reconocer a la persona que se mira en el espejo, sino analizar el color, fisonomía o índice de grasa de la piel en busca de síntomas de diferentes enfermedades. Las cámaras de amplio espectro pueden detectar el pulso, la frecuencia respiratoria o los niveles de hemoglobina, mientras que los sensores de gases analizan los cambios a nivel químico. Wize Mirror examina todos estos datos en un minuto y muestra diferentes avisos o consejos sobre salud.
El desarrollo de este espejo inteligente ha sido coordinado por el Consejo Superior de Investigaciones de Italia, y cuenta con la financiación de siete países europeos. El año que viene comenzarán los ensayos clínicos reales en Francia e Italia, donde las mediciones del espejo se contrastarán con las que se tomen mediante instrumental médico. Si tiene éxito, se convertirá en un producto comercial. Entre sus objetivos está la detección temprana de enfermedades crónicas como la diabetes o los trastornos cardiovasculares.