Siempre vemos a las nuevas tecnologías como un fantástico amigo al que hay que agradecerle todo lo que nos ha traído a nuestras vidas. Mucha comodidad, todo al alcance de la mano y cantidad de entretenimiento en donde poder echar horas pegados a una pequeña — o ya grande — pantalla.
Parece que todo lo que ofrece son cosas realmente positivas y maravillosas, pero existen muchos factores que han hecho que la tecnología haya cambiado nuestras vidas… a peor:
1. Nunca llegas a desconectar del todo
Cuando terminas de trabajar siempre tienes al alcance de la mano tu smartphone para poder consultar un correo electrónico que consideras urgente, un mensaje “No leído” de un compañero de trabajo que te ha mandado al WhatsApp o para echar un nuevo vistazo a las redes sociales de tu empresa y así ver si los post que has elegido para redes sociales están funcionando correctamente.
Para que te hagas una idea, según un reciente estudio de Rastreator, 3,7 millones de españoles aseguran que no son capaces de estar más de una hora sin mirar el móvil y dedican una media de 3 horas y 51 minutos al día a consultar su smartphone.
Tampoco te estamos diciendo que pongas el teléfono en modo avión, pero sí que dediques un rato de lo que te queda de día a dejar la mente en blanco sin hacer otra actividad, para que puedas descansar.
2. Interactúas más con extraños que con el que tienes al lado
Es muy probable que estés navegando por Instagram o Facebook, veas una foto de alguien puede que ni conozcas y le comentes algo gracioso y se genere una conversación. Mientras tanto, fuera del mundo digital tienes a otra persona sentada a tu lado, que puede ser un familiar y un amigo, al que no le estás prestando atención. Lo peor es que seguramente esa persona esté haciendo exactamente lo mismo que tú.
Cuando tengas un plan con alguien, deja el teléfono en el bolso o el bolsillo en silencio y disfruta de una conversación real con la persona que tengas enfrente. Será algo mucho más sano y seguramente te enriquecerá más que estar comentando fotos de gente que ni conoces en redes sociales.
3. Falta de aburrimiento = pérdida de creatividad
Muchas veces es completamente necesario aburrirse para que puedan surgir ideas geniales y que la creatividad florezca. Ahora, con los tiempos muertos que disponemos, los utilizamos para meternos de lleno en un videojuego, consultar las redes sociales por novena vez en menos de una hora o ponernos una serie de Netflix.
Eso no es un problema si tenemos un espacio concreto para dejar que nuestra mente pueda tener el placer de aburrirse, pero si lo convertimos en un hábito es un gran problema porque perdemos la oportunidad de crear algo nuevo.
Esto es aún más grave en el caso de los niños pequeños, ya que pierden la oportunidad de ingeniar algo diferente y así poder crecer. Quizá actualmente, cuando se ponen revoltosos o se aburren, tiramos demasiado rápido de una pantalla para que dejen de molestar.
4. Pérdida de puestos de trabajo
Es algo cíclico, como ha pasado con todas las revoluciones industriales, pero la tecnología ha ocasionado que muchas personas se queden sin su puesto de trabajo porque una máquina les ha suplantado.
Lo vemos en los supermercados con el concepto de las cajas rápidas o la posibilidad de hacer la compra por Internet. La comodidad que ofrecen es indiscutible, pero puede poner en peligro muchas actividades laborales que, hasta el momento, eran la responsabilidad de otras personas como nosotros.
Un informe del Foro Económico Mundial de finales de 2018 afirmaba que más de la mitad de los trabajos que conocemos actualmente serán ejecutados por robots a partir de 2025 y prevé que podrían desaparecer cerca de 75 millones de empleos entre los que destacan labores de contabilidad, ensamblaje o servicios postales, entre otros.
5. Reemplaza cosas que deberían ser solo humanas
Cuando indagamos, por ejemplo, sobre el cuidado de los bebés, encontramos demasiados artículos que deberían ser labor siempre de los padres del niño. Tenemos a nuestra disposición, por ejemplo, cunas que se mecen solas, entre muchas otras cosas.
Se trata de herramientas que pueden facilitar la vida a los padres y les permiten desconectar, pero el uso excesivo de algunos dispositivos de este tipo podrían provocar un desapego en la unión entre padres e hijos.
6. Incita al sedentarismo
Existen millones de aplicaciones para hacer deporte que miden tu pulso cardiaco, las calorías quemadas o dónde está tu peso ideal, además de muchísimas aplicaciones más.
Sin embargo, la tecnología ha provocado que tengamos una vida más sedentaria y que, a veces, la mayoría de nuestras actividades de ocio tengan lugar mientras estamos sentados en el sofá de casa.
Según un estudio de IPSOS Global Advisor 2018, España está considerada como uno de los países más sedentarios del mundo: el 30% de los encuestados confesó no realizar ningún tipo de ejercicio físico.
Fuentes: Businessider