Hace unos cuatros años, Google presentó Nearby y Beacons, una tecnología que permitía que nuestros smartphones se comunicasen con el entorno vía WiFi, Bluetooth y autenticación por ultrasonidos gracias a unas balizas Bluetooth LE. Dicha tecnología fue aprovechada por multitud de empresas para enviar publicidad geolocalizada en establecimientos y centros comerciales, pero ahora va un paso más allá y lo hace de la mano de la música.
Unos investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH, por sus siglas) han desarrollado una tecnología para “insertar datos en música y transmitirlos a un teléfono inteligente“. Estos datos son imperceptibles para el oído humano, por lo que, en palabras de los autores del artículo, “no afectan al placer de escuchar”. Por el momento la cantidad de datos que se pueden transmitir es limitada, pero no por ello la técnica deja de ser curiosa.
¿Oyes eso? Es mi contraseña del WiFi
La tecnología ha sido desarrollada por Manuel Eichelberger y Simon Tanner, dos estudiantes de doctorado de ETH. En pocas palabras, han realizado una serie de cambios mínimos en las canciones para transmitir hasta 400 bits por segundo, si bien la transferencia suele rondar los 200 bits para garantizar la calidad de la transmisión. Es el equivalente a unos 25 caracteres más o menos, más que suficiente para una contraseña o una URL corta.
Para conseguirlo, los investigadores usan las notas dominantes de una pieza musical, “superponiendo cada una de ellas con dos notas ligeramente más graves y dos notas ligeramente más agudas”, así como los armónicos de la nota más fuerte. Estas notas son las que llevan los datos a transferir, y la modificación de la canción es tan sutil que no se aprecia por el oído humano, pero sí por un móvil. En el artículo original hay dos archivos de audio insertados, uno modificado (arriba) y otro sin modificar (abajo). Cada 0,7 segundos se envía la URL del artículo original. La diferencia entre ambas es impercetible.
Según los investigadores, cuantos más datos se quieren transferir, más modificaciones como las mencionadas anteriormente hay que hacer a la melodía original. Por lo tanto, a mayor cantidad de datos, más notable será la diferencia para el oído humano. Eso, claro está, iría en contra de su propósito original.
“Cuando escuchamos una nota fuerte, no notamos notas más suaves con una frecuencia algo más alta o más baja”, afirma Eichelberger. De esa manera, se pueden “usar las notas fuertes y dominantes en una pieza musical para ocultar la transferencia de datos acústica”. Precisamente por ello es útil usar canciones con muchas notas dominantes, como por ejemplo el POP.
Esta tecnología, que aún no tiene un nombre comercial como tal, podría ser interesante para centros comerciales, hoteles o aquellos establecimientos en los que el usuario pueda querer acceder a más información. Un ejemplo sencillo: entras a un hotel (con música, claro) y, automáticamente, tu teléfono recibe la contraseña del WiFi lista para ser copiada y pegada en los ajustes.
Por el momento, esta tecnología es poco más que un texto escrito en un papel y el algoritmo de decodificación todavía no está disponible en forma de aplicación. Los autores del estudio tampoco hablan de planes para lanzarla en el corto-medio plazo, pero quién sabe.
Fuente: Xataka