Un grupo de científicos de la Universidad de Harvard ha aprovechado el peculiar sistema inmunológico de las bacterias para convertirlas en unidades de disco vivientes con capacidad para hasta 100 bytes de información.
100 bytes no es mucho hoy en día, pero es un salto adelante considerable teniendo en cuenta que la mayor cantidad de datos que se había podido almacenar hasta ahora en estos organismos era de 11 bits. El metodo utilizado se basa en material genético, pero no hace falta modificar el ADN de las bacterias. Son ellas mismas las que lo hacen mediante un proceso natural.
Las bacterias tienen un mecanismo de defensa que las ayuda a inmunizarse contra virus. Ese mecanismo se llama CRISPR/Cas y consiste básicamente en que el microorganismo asimila cadenas de ADN que identifica como virales y las asimila en su propio código genético. Además, se da la circunstancia de que las bacterias pasan esta información a sus desdientes.
Los científicos simplemente han creado una cadena de información concreta que parece ADN viral y la han soltado en una colonia de bacterias Escherichia coli. Después, solo hay que secuenciar el ADN de una muestra de los microorganismos para recuperar la información.
Existe un cierto margen de error, porque a veces las bacterias no se comen todo el mensaje. Sin embargo, es muy sencillo de solucionar, porque aunque no lo absorban entero, siempre lo hacen de manera secuencial. Sabiendo esto, basta comparar el ADN secuenciado de varias E. Coli para obtener el mensaje completo.
Los 100 bytes alcanzados por los doctores Seth Shipman y Jeff Nivala son solo el principio. Otras especies de bacteria pueden almacenar hasta 3.000. No es difícil imaginar unidades de almacenamiento basadas en estos microorganismos, aunque su uso no serían los equipos domésticos.