Sofá y manta: un plan como otro cualquiera para un domingo por la tarde en casa que suele venir acompañado de una película y, tal vez, unas palomitas. El nivel de exigencia de los espectadores, sin embargo, ha aumentado. Ya no nos vale el thriller de serie B que emiten en la cadena de turno; ahora queremos ver un largometraje específico o el último capítulo de nuestra serie de cabecera. Para algo estamos pagando.
La explosión de los servicios de contenido en streamingno se ha hecho esperar y no son pocas las empresas que se han lanzado a dar respuesta a una demanda que está despertando un mercado de proporciones monstruosas. Netflix, HBO, Amazon Prime Video, Hulu, CBS, ShowTime, Sky, Youtube Premium… son solo algunas de las principales plataformas internacionales, a las que se suman compañías nacionales —Movistar+, Vodafone TV, Orange TV y Filmin, por citar los ejemplos más sonados en España— ansiosas por hacerse con su trozo del pastel. Y no nos quedamos aquí: gigantes de la talla de Disney, Apple, WarnerMedia y NBC Universal también se preparan para dar el salto.
La oferta es variada, aunque tal vez lo sea demasiado. El 47% de los consumidores estadounidenses reconoce que está frustrado ante el número creciente de servicios de suscripción existentes en el mercado, según la última edición de la encuesta anual para medios digitales que elabora la consultora Deloitte. El 49% de los participantes sostuvo que, ante una gran cantidad de contenido disponible, es más difícil elegir qué ver y, si no puede encontrarlo en unos minutos, tiende a abandonar la búsqueda.
Kevin Westcott, vicepresidente de la compañía y uno de los principales autores del estudio, definió esta tendencia como fatiga de suscripción, añadiendo que “los consumidores quieren tener opciones, pero solo hasta cierto punto”, tal y como recoge el semanario Variety.
Y estos no son los únicos inconvenientes que encuentran los televidentes en los servicios a la carta en internet. Las empresas del sector cuentan con un problema añadido. Para emitir contenidos producidos por terceros, compran los derechos por un periodo determinado de tiempo. Pasado este tiempo, si no renuevan el acuerdo, deben retirarlos de su plataforma, como es lógico. El 57% de los consumidores afirmó que su sentimiento de frustración era mayor al descubrir que un contenido en el que estaban interesados desaparece de la plataforma que tiene contratada.
La penetración de estos servicios en EE UU está por encima del resto del mercado. Existen más de 300 soluciones de streaming de pago en el país y el consumidor medio está suscrito a tres plataformas diferentes. Pero las tendencias que comienza a experimentar podrían llegar a extrapolarse en el futuro a mercados menos maduros.
Fuente: Retina El Pais