Científicos de la Universidad de California han producido una cepa de mosquitos genéticamente modificados capaces de bloquear la transmisión de la malaria. Esto con el objetivo de que puedan reproducirse con otros miembros de su especie y que su descendencia no propague la enfermedad.
El paludismo, o malaria, es una enfermedad potencialmente mortal causada por parásitos que se transmiten al ser humano por la picadura de mosquitos infectados. Es una de las enfermedades más mortales del mundo, enferma más de 300 millones de personas y mata a más de 600.000 cada año, la mayoría de ellos niños.
A pesar de los esfuerzos mundiales generalizados, los parásitos de la malaria se han vuelto más resistentes a los medicamentos, y la detección epidemiológica eficiente y el diagnóstico precoz son muy difíciles de conseguir en los países más afectados por la enfermedad.
En el estudio los investigadores diseñaron un prototipo de sistema accionado por los genes CRISPR/Cas9 los cuales son capaces de introducir y propagar un gen antiparasitario entre los mosquitos Anopheles stephensi, el cual actúa sobre dos proteínas clave producidas durante la fase infecciosa del parásito de la malaria Plasmodium falciparum.
En los resultados se consiguió que el gen antiparasitario se propagara en una conversión genética específica con una eficiencia de más del 98 %. “Esto nos abre la puerta a una promesa real de que esta técnica pueda ser adaptada para eliminar la malaria”, dijo Anthony James, uno de los autores del estudio.
“Es un paso significativo. Sabemos cómo funcionan estos genes. Aunque los mosquitos que hemos creado no son el último paso, ahora conocemos esta tecnología que nos permite crear de forma eficiente grades poblaciones”.
La malaria se contagia a través de la picadura de mosquitos hembra infectados en seres humanos. El objetivo del proyecto es liberar mosquitos genéticamente modificados para que puedan aparearse con mosquitos salvajes y que sus genes bloqueadores de la malaria entren en su reserva genética y finalmente desborden a la población, impidiendo la posibilidad de que estas especies puedan infectar a personas.
La Organización Mundial de la Salud estima que habrá 214 millones de casos de malaria en todo el mundo en 2015 y 438.000 muertes, la mayoría de ellas en África Subsahariana. Solo en 2014, alrededor de 580.000 personas murieron a causa de la malaria en todo el mundo.