Teniendo en cuenta la enorme diversidad antigénica del virus de la gripe, ¿será posible lograr algún día una vacuna que confiera protección total? Una nueva investigación, publicada en Nature Medicine, nos acerca esta posibilidad gracias al uso de la nanotecnología.
En su estudio, científicos del National Institute of Allergy and Infectious Diseases de Estados Unidos han probado una nueva vacuna que podría “esquivar” las mutaciones genéticas del virus. Para ello, los investigadores se fijaron en la parte no variable de la hemaglutinina del virus H1N1. Esta zona de la molécula suele permanecer más estable que otras regiones de la proteína, motivo por el cual podría ofrecernos una protección más universal que otro tipo de vacunas.
Para mejorar la inmunogenicidad de su vacuna, los científicos decidieron emplear nanopartículas que se ensamblaran de forma autónoma, y que contendrían los dominios estables de la proteína H1. Tras vacunar a los ratones y hurones empleados en el estudio, los investigadores les administraron una dosis letal del virus H5N1.
La nueva vacuna basada en nanopartículas logró inmunizar a los animales, con una eficacia mayor que la actual vacuna inactivada contra la influenza de tipo tetravalente, empleada durante la campaña de vacunación de 2014 y 2015.
Gracias a este trabajo, los investigadores vieron que la vacuna desarrollada era capaz de conferir protección heterotípica. En otras palabras, una única vacuna inmunizaba a las dos especies de animales estudiadas frente a varios subtipos de virus de la gripe, lo que podría acercarnos a la deseada vacuna universal contra la gripe.
Además de estos resultados, otro estudio publicado hoy en Science también emplea la misma estrategia: desarrollar vacunas basadas en la parte estable de la proteína HA del virus. La idea se basa en conferir inmunidad esquivando al mismo tiempo las rápidas mutaciones que caracterizan a este virus.
En este segundo caso, la vacuna pareció ser efectiva para proteger a ratones y monos del ataque de la gripe. Los resultados de estas dos investigaciones, a pesar de sus conclusiones preliminares, podrían evitar que en el futuro nuestra lucha contra esta infección dependa del azar.