Con Windows 10 las actualizaciones se han vuelto más frecuentes. Microsoft cuida a sus usuarios y administra periódicamente mejoras a su sistema, algo que no se hacía de forma tan fluida en versiones anteriores. Sin embargo, esto a veces también es un engorro para los usuarios. La instalación de estas actualizaciones está activada por defecto de forma automática.
Así, cualquier usuario se topará de frente en su pantalla con la nueva actualización cuando Microsoft la sirva. Quizá no sea el mejor momento para perder cinco minutos en la instalación, pero no se puede hacer nada. Una vez el sistema operativo detecta que hay software pendiente de instalar y empieza el proceso solo queda esperar sentado.
Hay veces en que estas instalaciones son rápidas, apenas un par de minutos para distraerse con el móvil. Pero hay al menos dos ocasiones al año en que Microsoft le da un revolcón a los PC. La compañía hace acopio de mejoras y programa dos grandes actualizaciones cada ejercicio, que traen una retahíla de novedades. También traen de cabeza a muchos usuarios, pues tardan mucho tiempo en instalarse.
En octubre está prevista una de estas grandes actualizaciones bianuales de Windows 10. Pero tiene más complicación de lo normal, según ha avisado la propia Microsoft. No solo mantendrá el ordenador ocupado durante un tiempo considerable, como viene siendo habitual; también puede colapsar el equipo.
El colapso del PC se dará si este no tiene suficiente espacio en el disco duro cuando se empiece a instalar la actualización. En ese caso, Microsoft señala que Windows podría dar un fallo de inicio. Así que el nuevo paquete de software podría dejar a algunos usuarios esperando mucho más tiempo de lo normal, teniendo que forzar el reinicio o fatigándose con un inesperado problema informático.
No debería ser muy difícil para Microsoft obligar a su actualización a revisar primero el disco duro de los usuarios, para saber si cuentan con espacio suficiente para la instalación. Pero no parece que la compañía vaya a seguir ese camino. Sencillamente ha informado de las posibles contingencias y de la necesidad de contar con ese espacio de almacenamiento.
Para hacerse una idea de lo que puede necesitar Windows 10 de tu PC se puede tomar como referencia la última gran actualización, durante la pasada primavera. Los sistemas de 32-bit necesitaron 16 GB libres y los de 64-bit, 20 GB.
¿Qué hay que hacer? Lo primero es revisar el espacio en el disco duro y asegurarse de que contamos con un margen suficiente para la instalación. Microsoft no ha informado sobre cuánto ocupará el nuevo paquete, pero parece conveniente tener al menos 25 o 30 GB libres. Eliminar archivos innecesarios, guardar información en discos duros externos y otros modos de liberar espacio (en Configuración>Sistema>Almacenamiento) pueden garantizar el éxito de la actualización.
Fuente: Tecnoxplora