¿Qué entendemos por transformación digital? A pesar de que diariamente escuchamos o leemos sobre cómo las empresas e industrias en el mundo están migrando a la esfera digital, muchas veces el enfoque de estos cambios se centra únicamente en utilizar nuevas tecnologías en las actividades diarias del negocio. Un enfoque que podríamos considerar simplista, pues una verdadera digitalización también debe contemplar el factor humano como un elemento vital, pues cumple con la importante tarea de enfocar dichas innovaciones hacia los objetivos del negocio y la optimización de la organización.
Es decir, la transformación digital no solamente considera adecuar dispositivos o sistemas computacionales a la operación diaria, además, pretende una recomposición del funcionamiento de una organización, sus procesos y colaboradores, para adaptarse a las necesidades del presente y del futuro. Es así como, en pleno 2019, la adopción de esta tendencia se ha convertido en una obligación más que en una necesidad o preferencia.
Por otro lado, algunos de los recursos de los que se vale la Transformación Digital son el Big Data y análisis de datos, Cloud Computing, ciberseguridad, robótica, Internet de las Cosas (IoT), Realidad Aumentada y la integración óptima de procesos. Sin embargo, para que las organizaciones puedan sobrevivir favorablemente en la Industria 4.0, estos recursos deberán estar acompañados por un motivo concreto que vaya encaminado a los intereses de cada organización que, apuesta por ésta, pues nuevamente, la tecnología por sí misma no es la solución.
Un primer resultado de realizar este proceso de cambio en los negocios, es la ventaja de incrementar la visibilidad de la organización en el entorno digital, esto motivará el reconocimiento de los productos y/o servicios que son ofrecidos a los usuarios digitales, lo que se traduce en una oportunidad de crecimiento bastante conveniente para cualquier compañía.
¿Y América Latina?
Como suele suceder globalmente, no todos los actores han sabido adaptarse totalmente al ecosistema digital. Tal es el caso de las principales economías de la región, mismas que se encuentran en bajas posiciones de adopción e innovación con respecto a países como Estados Unidos, China, Corea o India, de acuerdo con el último informe sobre Desarrollo Digital de las Naciones Unidas.
En este sentido, el Observatorio del Ecosistema Digital de América Latina y el Caribe (CAF) identificó que el rezago de países como: Brasil, México, Argentina, Colombia, Chile y Uruguay, reincide en la falta de infraestructura que soporte las herramientas digitales, además de que no se cuentan con los sistemas de conectividad necesarios para incrementar la tasa de digitalización.
Por lo tanto, es imperativo que las políticas públicas del gobierno de cualquier país promuevan la adopción de servicios digitales, tomando en cuenta la influencia de inversión como una fuente de financiamiento para implementar las estrategias más convenientes que permitan liderar una verdadera transformación digital.
Asimismo, urge que las grandes empresas de nuestro continente, muchas de ellas líderes absolutas en sus respectivos ramos, se tomen el tiempo de analizar la forma en que están usando las nuevas tecnologías en sus negocios y si realmente están sabiendo sacar el mejor provecho de sus inversiones tecnológicas. Asimismo, valdría la pena que, desde el sector público o académico, se creen planes para incentivar a las empresas y a los emprendedores a promover estas transformaciones.
La transformación digital alude a la búsqueda de las mejores vías de acción por medio de los recursos digitales y humanos. Únicamente aquellas empresas que entiendan esta dualidad y verdaderamente hagan el cambio desde dentro, así como en cada proceso o departamento, y no solo compren nuevas tecnologías para seguir “innovando”, podrán liderar sus industrias y ser relevantes para los consumidores.
Fuente: Alto Nivel