Médicos mexicanos que laboran en el Banco de Piel y Tejidos, del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), encabezados por el doctor Francisco Martínez Flores, crearon y probaron con éxito un protocolo original para salvar la piel de un donador cadavérico con el mayor número posible de células vivas; congelar o criopreservar ese tejido a menos de 70 grados centígrados durante años y descongelarlo con células vivas cuando sean necesario para trasplantarse a pacientes con quemaduras.
A diferencia de las neuronas y células del corazón que mueren a los pocos minutos de no recibir oxígeno, las células de piel resisten más tiempo y eso ayuda a llevarlas hasta un líquido especial que frena y revierte el proceso de muerte.
En entrevista exclusiva con Crónica, el jefe del Banco e investigador, Francisco Martínez Flores, explicó que no se trata de una innovación aislada sino de un conjunto de innovaciones generadas desde 2009 y en proceso de patente. Éstas se aplican en las cuatro fases del protocolo: procuración de piel, recuperación, conservación y liberación para trasplante.
“Anteriormente los tejidos de piel sólo se desinfectaban con radiación gamma, que sacrificaba la viabilidad celular. Eran tejidos esterilizados, pero inertes y nosotros aumentamos el porcentaje de células vivas por tejido, con esto aumenta la viabilidad del trasplante y se reduce el tiempo de recuperación del paciente”, dijo el investigador.
Sus estudios han sido presentados en Congresos Mundiales de Bancos de Piel. Esta unidad del INR es ya centro de referencia nacional y latinoamericana y uno de los más prestigiados bancos de piel del mundo.
Los descubrimientos mexicanos están en proceso de ser patentados. Aunque no se pueden dar a conocer todavía los detalles bioquímicos, el médico cirujano egresado de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), con estudios de posgrado y residencias en México, Estados Unidos, España y Holanda, informó que trabaja con moléculas que evitan la formación de cristales dentro de las células al congelarse y con otras moléculas parecidas a las que participan en los procesos con los cuales las células del cáncer se vuelven inmortales.
“El banco inició actividades de investigación desde 2009, a través de un proyecto apoyado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). El objetivo era buscar todos los elementos importantes y esenciales en la parte de criopreservación de tejidos, con el objeto de que se pudieran generar productos que fueran de aplicación inmediata a necesidades de salud pública en México. Desde ahí, la filosofía del banco siempre ha sido hacer investigación aplicada a la solución de problemas nacionales”, explicó el doctor Martínez.
El Instituto Nacional de Rehabilitación Luis Guillermo Ibarra Ibarra –nombre oficial de la sede del Banco de Piel y Tejido— es uno de los 13 Institutos Nacionales de Salud, de la Secretaría de Salud federal. De acuerdo con esa dependencia, en México se reportan alrededor de 114 mil casos de quemaduras graves de piel al año.
Para atender a todas las víctimas de quemaduras se necesitan nuevos conocimientos, pero también aumentar la cultura de donación y un gran programa de educación de más médicos para que la recuperación, conservación y trasplante de piel siempre tenga la máxima calidad, dijo el director del Banco de Piel y Tejidos.
CUATRO PASOS. El Banco de Piel y Tejidos se localiza dentro del Centro Nacional de Investigación y Atención de Quemados (CENIAQ), que forma parte del INR. Ahí se realiza una función doble que pocos grupos pueden acometer: hacer investigación científica de frontera y al mismo tiempo dar atención al público. Desde el punto de vista de ciencia ellos trabajan en un campo llamado Criobiótica. Desde el punto de vista clínico, hacen Recuperación biológica de tejidos
En sus tanques de criopreservación o refrigeración, localizados en el sur de la Ciudad de México, en el noreste del crucero de Periférico Sur y Viaducto Tlalpan, se han almacenado 183 mil centímetros cuadrados de piel de donadores mexicanos de diferentes tipos de sangre y factores de RH. Con el protocolo mexicano de manejo de piel donada se habían realizado hasta ayer 56 liberaciones o entregas certificadas de láminas de piel humana o aloinjertos para trasplantes.
Los cuatro grandes pasos para este proceso son: Procuración, Recuperación, Conservación y Liberación para implante. Estos se pueden describir, de manera muy general, de la siguiente manera: Para la Procuración se educa a las personas sobre la importancia de donar piel; se hacen campañas de educación; se responden dudas a través del correo electrónico bancopiel@inr.gob.mx; se identifica a potenciales donantes cadavéricos (personas con diagnóstico oficial de muerte cerebral) y se trabaja para mantener al donador cadavérico libre de infecciones y llagas. Cuando colectar la piel se hace una desinfección de la piel con diferentes sustancias y durante 30 minutos cronometrados.
En la fase de Recuperación se obtiene tejido en condiciones quirúrgicas de absoluta limpieza. Se toman rectángulos de piel de tres partes: espalda, glúteos y muslos. Son láminas que miden, en promedio, 15 por 40 centímetros. Este material, de 0.7 milímetros de grosor se coloca en un líquido con aminoácidos, carbohidratos, vitaminas y estabilizadores de presión osmótica que evita que se revienten las células vivas, son parte de la innovación mexicana y mantienen vivas a las células de la piel.
Para la parte de Conservación se exigen las mismas condiciones de desinfección e higiene. Se reciben los tejidos en el Banco, se realizan diferentes ciclos de lavado e incubación; se sumerge el tejido en un líquido especial del Banco para criopreservación, que evita la formación de cristales dentro de las células. Así se llevan a criopreservar o congelar súbitamente a menos 70 grados Centígrados, lo que mantiene a las células vivas, pero en un estado latente. Hay tejido que ha estado almacenado cuatro años y se han descongelado con las células vivas.
Por último, la Liberación de tejido para implante también tiene un protocolo en el que el expediente de cada receptor es estudiado por el Banco, junto con el cirujano plástico, para seleccionar el tejido que más conviene y evitar un rechazo biológico o infección.
Fuente: Agencia ID