Investigadores de la Universidad del Sur de Dinamarca han sintetizado un nuevo material cristalino con propiedades sorprendentes. El cristal está basado en el cobalto, y es como una súper esponja capaz de absorber y almacenar para posterior uso enormes cantidades de oxígeno. La sustancia podría dejar obsoletas las bombonas de oxígeno tradicionales.
Según explica la Profesora Christine McKenzie, el material absorbe oxígeno del propio aire. Una cucharada de estos cristales es suficiente para extraer y almacenar todo el oxígeno de una habitación. Hay muchas sustancias que reaccionan con el oxígeno. Lo sorprendente de esta es que no lo hace de manera irreversible, sino que lo almacena en altas concentraciones que después pueden ser liberadas aplicando presión o calor. “Es como una hemoglobina artificial”, comenta McKenzie, “y puede utilizarse para almacenar y transportar grandes cantidades de oxígeno”.
En estado normal, el cristal es de un color rosado o rojo, y se va oscureciendo hasta volverse completamente negro al saturarse con oxígeno. Su capacidad es de 160 veces la concentración de oxígeno en el aire.
Los investigadores aseguran que su capacidad para almacenar oxígeno es aproximadamente tres veces superior a la de un tanque de oxígeno a presión para el mismo volumen y peso.
Por si fuera poco, sus propiedades no se pierden con el uso sucesivo. En otras palabras, puede atrapar y soltar oxígeno repetidas veces. La velocidad a la que absorbe oxígeno este fantástico material depende de la composición del aire y del propio material.
El equipo responsable de su descubrimiento ha registrado diferentes tasas de absorción que van desde unos pocos segundos hasta minutos, horas o días. Ahora McKenzie y su equipo trabajan en refinar la sustancia y comprobar si también puede soltar su carga al ser sometida a luz en vez de presión o calor. El material podría revolucionar la manera en la que almacenamos oxígeno para uso médico o industrial, la fabricación de filtros de aire o incluso la propia carrera espacial.