Las visiones de futuro de las compañías que forman parte de Fortune500 generalmente incluyen emociones y son coloridas y efectistas. Pero, cada vez más, también quieren ser digitales. Todo necesita estar interconectado y la inteligencia artificial revolucionará nuestras vidas diarias. La innovación en competencias clave ya no es suficiente: en la industria del automóvil, los coches multimedia conectados y autónomos nos llevarán del punto A al punto B. En el futuro no funcionará nada sin Internet y una mejor comprensión de la tecnología de la información. Particularmente de internet, el mayor sistema desarrollado por la humanidad. La multitud de nuevos casos de usos tienen como resultado ciclos de desarrollo cada vez más cortos y un aumento en la innovación.
Desde la perspectiva de usuario, Internet funciona relativamente bien; ciertamente podría tener una mayor velocidad en determinados puntos, pero los usuarios finales ni siquiera notarán los cambios que serán necesarios en los próximos años. Desplegar una infraestructura de Internet que pueda dar suministro a los coches autónomos con vídeo 4K a través del 5G o encender las luces y la calefacción poco antes de llegar a casa demanda continuos cambios estructurales y tecnológicos. Debido a esta complejidad y el gran crecimiento, es difícil mantener una perspectiva general de todos los desarrollos.
Procesos de estandarización lentos que van en contra del ritmo del cambio
Internet puede entenderse como una gran red compuesta sobre unas 65.000 subredes independientes. Estas subredes están operadas por distintas compañías como pueden ser Deutsche Telekom, Google o Facebook. Así que para que la comunicación entre ellas funcione de forma fluida es esencial estandarizar los protocolos de transferencia de datos. La mayoría de estos procesos de estandarización tienen lugar en el Grupo de Trabajo de Ingeniería de Internet (IETF por sus siglas en inglés), una organización que se encarga de buscar un consenso alrededor de los estándares del sector. Este organismo asegura la calidad, pero también ralentiza todo el proceso y se mueve a un ritmo mucho más lento del que requiere el sector.
Los cambios tecnológicos tienen el objetivo de mejorar determinadas áreas y aspectos de internet; por ejemplo, nuevas tecnologías de transmisión como el 5G, que aumentan el ancho de banda de los usuarios y la velocidad de transmisión a la hora de acceder a las distintas redes.
Otros conceptos son, en esencia, más visionarios. El internet de las cosas (IoT en sus siglas en inglés) facilita la interconexión de cada vez más máquinas sin necesidad de la interacción humana. Deben diseñarse nuevos conceptos para el procesamiento de datos, la transmisión de datos y la seguridad. Por supuesto, las nuevas tecnologías y soluciones de estas áreas continúan demandando protocolos estandarizados, que a veces pueden convertirse en procesos largos y dilatados. El cambio de direcciones IP a un nuevo formato (IPv6) lleva en funcionamiento más de diez años y todavía no ha terminado. Este ejemplo ilustra la complejidad que conlleva adaptar importantes protocolos de Internet a nuevas necesidades.
Una tendencia actual es la introducción de equipos de red programables de forma libre, en contraste con la presente generación en la que lo único que ocurre es la configuración de un protocolo estandarizado. Esto les permite a las subredes desarrollar a medio plazo sus propios protocolos y desplegarlos dentro de dominios cerrados.
Hipótesis: Internet será menos centralizado
Las nuevas tecnologías y paradigmas también están conduciendo a cambios estructurales en la infraestructura de Internet. Unas redes más rápidas y eficientes permitirán mayores ratios de datos y, por consiguiente, nuevos campos de aplicación, que por su parte, tendrán nuevas demandas. La introducción del cloud computing provocó un gran cambio en el Internet distribuido y altamente jerárquico. Hoy en día está considerablemente más centralizado e interconectado. Proporcionar un soporte de alto rendimiento para nuevos campos de aplicación, como la realidad o el cloud gaming, requerirá una forma de pensar en el futuro mucho más descentralizada.
Para grandes compañías de todos los sectores, pero también para pequeñas y medianas empresas, se invertirá el uso de Internet. Sólo hace unos cuantos años, la razón principal para conectarse a Internet era comunicarse con otras personas. En el futuro, internet se usará más y más para ofrecer nuevos servicios. Las compañías quieren estar en contacto directo con sus consumidores. Lo que será decisivo para las empresas será posicionarse en el mercado, en el momento correcto en el lugar correcto, y construir un entendimiento sobre el desarrollo de internet.
Fuente: El Pais Retina
Por Christoph Dietzel