Solo es una cifra. Un número más. Pero detrás se esconde otro nivel. El 5G ha llegado para quedarse y, más concretamente, para cambiarlo todo. Una nueva generación de transmisión y conexión de datos que ha empezado a dar sus primeros pasos en 2019. El 5G es más que una tecnología, es también una carrera en su desarrollo e implantación donde son muchos los interesados en no quedarse atrás. Porque quien tiene la llave de la conectividad, abre la puerta del futuro.
Quizá por eso se calcula que los operadores móviles de todo el mundo están invirtiendo alrededor de 160 mil millones de dólares cada año en la expansión y actualización de sus redes. Pero volvamos al principio. Cuando hablamos de 5G hablamos de la quinta generación de tecnologías y estándares de comunicación inalámbrica. Como explican desde la web tecnológica de referencia Xataka, es el Internet que utilizan dispositivos como un teléfono móvil para conectarse a la red en cualquier sitio.
Una generación que, tal y como explica la GSMA -la organización que representa los intereses de los operadores móviles en todo el mundo, uniendo a más de 750 operadores y cerca de 400 compañías-, también tendrá un impacto en la economía. Se calcula que el 5G contribuirá con 2,2 billones de dólares a la economía global en los próximos 15 años, con sectores clave como la industria, los servicios públicos, profesionales y financieros, que serán los más beneficiados por esta nueva tecnología. En este último, en España, Banco Santander ha comenzado a liderar este cambio, mediante un acuerdo con Telefónica para poner en marcha un proyecto de innovación conjunta sobre esta tecnología aplicada al negocio bancario, convirtiendo, de esta manera, dos de sus sucursales en las primeras oficinas bancarias conectadas a 5G de Europa.
En la práctica no hay nada nuevo. Es una evolución de la generación más extendida actualmente, el 4G. Su sucesora natural. Su mejor versión. Su llegada, en palabras de Mats Granryd, director general de la GSMA durante el pasado MWC Barcelona 2019, “forma una parte importante del movimiento del mundo hacia una era de conectividad inteligente, que, junto con los desarrollos en el Internet de las cosas, Big Data e Inteligencia Artificial, está a punto de ser un motor clave del crecimiento económico en los próximos años”.
La generación sucesora
El quid que lo cambia todo es la velocidad de conexión, que reducirá al mínimo imperceptible el tiempo de espera y aumentará exponencialmente el número de dispositivos conectados. Según National Geographic, el 5G permitirá navegar hasta a 10 gigabytes por segundo, 10 veces más rápido que las principales ofertas de fibra óptica del mercado. No obstante, aún estamos muy lejos -especialmente España- de ver todo el potencial del 5G, que llegará a partir del 2020 y 2021.
No solo la velocidad es clave, también lo será la capacidad de conectar nuevos elementos, ubicaciones y servicios al mismo tiempo. El 5G será clave para el desarrollo de las ciudades inteligentes, las telecomunicaciones, la domótica, la industria 4.0, la automoción, el transporte, etc. En el marco del MWC 2019, uno los ejemplos de aplicación 5G que más revuelo causó fue la posibilidad de realizar cirugías en remoto y que gracias a la Red 5G de Vodafone desplegada en Barcelona se pudo seguir en todo el mundo.
El 5G permitirá tener, en definitiva, más dispositivos conectados. Algo especialmente necesario si tenemos en cuenta que 1.400 millones de personas comenzarán a utilizar Internet móvil en los próximos siete años, lo que elevará el número total de suscriptores de Internet móvil en todo el mundo a 5.000 millones en 2025. Pero no solo móviles. Coches, semáforos, electrodomésticos, relojes, marcapasos, robots, sensores… Ciudades. Al abrigo del 5G, el Internet de las Cosas (IoT) se verá fuertemente impulsado hasta triplicar las conexiones globales de IoT a 25 mil millones en 2025.
De dónde venimos
El 5G no solo será más veloz, sino que conseguirá reducir el consumo energético en un 90%. Es decir, los dispositivos conectados tendrán una mayor autonomía con la misma capacidad y con una cobertura del 99,99999%. Lejos, muy lejos, queda la antigua red de 1G que solo realizaba llamadas, o la tecnología 2G que introdujo el envío SMS. Al incorporar Internet (3G), el teléfono se convirtió en ‘smartphone’ para, con la llegada de la banda ancha (4G), ser capaz de reproducir vídeos en tiempo real, entre otras funcionalidades.
Se estima que en 2025 esta tecnología representará el 15% de las conexiones móviles mundiales. En este punto, se calcula que el 5G representará alrededor del 30% de las conexiones en mercados como China y Europa, y alrededor de la mitad del total en los Estados Unidos. Sin embargo, el 4G continuará experimentando un fuerte crecimiento durante este período, representando casi el 60% de las conexiones globales para 2025, lo que supone un aumento desde el 43% del año pasado.
Operadores, gobiernos, empresas… Todo el mundo está interesado en su desarrollo e implantación. La conexión inalámbrica es un activo de potencial ilimitado al que nadie está dispuesto a renunciar, pero donde es preciso poner especial atención a tenor de una premisa: más conexiones, más vulnerabilidad. El volumen de información y datos es, al mismo tiempo, un pastel demasiado goloso que abre nuevos desafíos de seguridad a los que el 5G deberá dar una respuesta a su altura.
Fuente:
La Vanguardia. (2019, 2 octubre). El 5G ya es una realidad, ¿cómo cambiará nuestra vida? Recuperado 2 octubre, 2019, de https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20191002/47667791796/tecnologia-5g-redes-futuro-brl.html