Con el veto a Huawei (antecedido de la aprehensión en Canadá de su vicepresidenta de la compañía, Meng Wanzhou) por parte del presidente Donald Trump (quien se sumó al boicot promovido por otras naciones, entre ellas Reino Unido y Japón), se revela que su guerra comercial con China es también una contienda por encabezar la cuarta revolución tecnológica (en especial la 5G) como parte de la lucha por la hegemonía mundial entre ambas potencias. La inclusión en la lista negra significa que las empresas norteamericanas (Apple, Google y Facebook pronto se unieron al boicot) tienen prohibido hacer negocios con el gigante chino de las telecomunicaciones, “por competir deslealmente, robar tecnología, incumplir con las sanciones a Irán, espiar y representar una amenaza a la seguridad nacional, dado sus estrechos lazos con el Estado chino”.
La inteligencia artificial, los robots, los autos autónomos, el internet de las cosas, el Big Data, los hogares y las ciudades inteligentes abanderan la cuarta revolución tecnológica. Su trabajo en red no es posible con la actual tecnología 4G, en cambio, la 5G ofrecerá más poder para transportar grandes volúmenes de datos y velocidades 40 veces más rápidas que su antecesora y podrá satisfacer la demanda de datos móviles producida por una mayor cantidad de dispositivos conectados a la red, a un ecosistema integrado por máquinas, objetos y personas (que interactuarán entre sí), que deberá estar en condiciones para responder a futuras necesidades de conectividad. Se espera que la 5G comience a desplegarse el próximo año (sólo en Estados Unidos su despliegue costará 300 mmdd) y diversas compañías compiten para hacerla realidad y conquistar los mercados.
Desde la era de la 4G las compañías chinas ya le disputaban el mercado a Apple y Samsung (que la encabezaban), Ericsson, Nokia, entre otras firmas, pero ahora Huawei ya es el primer proveedor mundial de equipos y redes de telecomunicación y es la única que ofrece todos sus componentes, desde la infraestructura hasta los teléfonos; es el segundo vendedor de celulares (desbancó de ese lugar a Apple al vender 208 millones el año pasado), sólo detrás de Samsung; es de las pocas empresas que brinda infraestructura de red para desplegar 5G y celulares más modernos y con mejor precio (en febrero presentó el primer smartphone 5G plegable, adelantándose a Samsung y Motorola); tiene 200 mil empleados en los cinco continentes y ventas anuales superiores a 100 mmdd. En América Latina, México es su mercado más importante, y contribuye para ejecutar la red compartida para 4 y 5G. Si bien el boicot perjudica a Huawei, sus negocios e influencia global, ésta se ha preparado, por ejemplo, con el desarrollo de sus propias aplicaciones, sistema operativo, chips, etcétera. Empero, de seguir el veto, aumenta la posibilidad de una guerra fría tecnológica, que afecte a todas las empresas (no sólo a las chinas), acabe con la interdependencia y entorpezca el despliegue mundial de la 5G, y de la cuarta revolución industrial.
Esta preponderancia de Huawei refleja el poderío chino, cuyo plan Made in China 2025, con el que pretende el liderazgo tecnológico mundial, atemoriza a Occidente. Con medidas coercitivas y, en particular, la escalada arancelaria, Trump intenta frenar a los chinos, pero éstos no se intimidan ni se dejan chantajear, y su respuesta fue fortalecer su alianza con Rusia, incrementar la inversión en ciencia y tecnología, apoyar a sus firmas vanguardistas, entre otras acciones.
Fuente: Excelsior