Telefónica y Vodafone anunciaron ayer que compartirán redes en el Reino Unido para desplegar la tecnología 5G. Apple se muestra interesada por adquirir los chips 5G de Intel. No pasa un día sin noticias sobre esta nueva tecnología que ofrecerá conexiones hasta 100 veces más rápidas que la actual 4G y una muy baja latencia (ese desfase que a veces vemos en los despachos periodísticos en televisión) que permitirán que actividades que requieren máxima precisión en tiempo real, como la telecirugía o el coche autónomo, se desarrollen sin cortapisas.
Pero la sombra de la incertidumbre política se cierne sobre este despliegue tecnológico de una manera sin precedentes. Robert Strayer, el subsecretario de Estado adjunto de Ciberseguridad, Comunicaciones Internacional y Política Informativa de EEUU, ha reiterado de manera insistente en los últimos días que el problema de Donald Trump con Huawei por el 5G no es parte de la guerra comercial con China, sino que está relacionado “con nuestra seguridad nacional”.
Incluso, el gobierno estadounidense salió a desmentir al presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, quien dijo que EEUU estaba “celoso” de las empresas chinas al verse superado tecnológicamente.
El problema, subrayó el alto funcionario de Trump, es la legislación china, en especial su Ley de Inteligencia Nacional que obliga a ciudadanos y organizaciones a cooperar con sus servicios de inteligencia. Esto significa que tienen que poner información a disposición de un gobierno autoritario, sin contrapesos democráticos y sin independencia judicial, y que desprecia los estándares democráticos occidentales.
También preocupa la intervención china en ataques cibernéticos, como el robo masivo de información empresarial que se produjo en diciembre de 2018 denominado “Operación Cloud Hooper”.
Sea una política proteccionista o de ciberseguridad, el resultado es que EEUU ha vetado a Huawei. Recientemente,Strayer señaló que los aliados escogidos por empresas norteamericanas como AT&T o Verizon para el 5G son la sueca Ericsson, la finlandesa Nokia y la surcoreana Samsung. Las proyecciones recientes de asociaciones comerciales como GSMA, para la industria inalámbrica, indican que, en 2025, el 50% de las conexiones de EEUU serán 5G mientras que en Asia apenas lo será el 17%.
El 15 de mayo pasado, Trump firmó una orden ejecutiva que permite al Secretario de Comercio adoptar medidas para proteger sus redes, como impedir transacciones que impliquen tecnología crítica o que pueda quedar bajo una jurisdicción extranjera que pudiera exigir la entrega de datos. Ese mismo día, Huawei fue incluida en una lista de empresas restringidas por suministrar tecnología de telecomunicaciones a Irán.
La tercera represalia que la afectó tuvo que ver cuando Google anunció que no le suministraría más actualizaciones del sistema Android. El veto duró un mes y decayó el 29 de junio pasado. Sin embargo, la incertidumbre política se ha adueñado del desarrollo del 5G.
Fuente:
JOHN MÜLLER, J. M. (2019, 25 julio). Lastre político en el 5G. Recuperado 25 julio, 2019, de https://www.elmundo.es/economia/2019/07/25/5d388d57fc6c8395498b466b.html