El dióxido de carbono, el principal integrante de la acumulación atmosférica de gases con efecto invernadero, una acumulación culpable del calentamiento global, puede ser capturado y neutralizado mediante un proceso que, de manera natural, aunque a menor escala, llevan a cabo ciertas bacterias del fondo del mar.
Ya hay procesos capaces de hacer algo parecido, pero el costo es notable y en el caso de otras estrategias existe el problema de que convertir el dióxido de carbono en un compuesto inofensivo precisa una enzima duradera y resistente al calor.
Ahí es donde entra en escena la bacteria estudiada por el equipo de Avni Bhatt, Brian Mahon y Robert McKenna, de la Universidad de Florida en Estados Unidos. La bacteria, la Thiomicrospira crunogena, produce anhidrasa carbónica, una enzima que ayuda a eliminar el dióxido de carbono en organismos.
Así pues, ¿qué hace tan atractiva a la bacteria de las profundidades del mar? Vive cerca de fumarolas hidrotermales, así que la enzima que produce está preparada para funcionar a las altas temperaturas reinantes en torno a dichas fumarolas. Y eso es exactamente lo que se necesita para una enzima que deba funcionar durante el proceso de reducir el dióxido de carbono industrial.
La bacteria ha evolucionado para tratar con todos esos problemas de temperaturas y presiones extremas. Ya se ha adaptado de modo natural a algunas de las condiciones con las que se enfrentaría en unas instalaciones industriales.
El proceso de captura y neutralización del dióxido de carbono mediante este método de origen bacteriano sería el siguiente: La enzima, la anhidrasa carbónica, cataliza una reacción química entre el dióxido de carbono y el agua. El primero interactúa con la enzima, y el resultado es la transformación de ese gas de efecto invernadero en bicarbonato. El bicarbonato puede después ser procesado para elaborar diversos productos.
En unas instalaciones industriales, la anhidrasa carbónica quedaría inmovilizada con un disolvente dentro de un recipiente reactor que se comporta como una gran columna de purificación. Al gas de una salida de humos se le haría pasar a través del disolvente, y la anhidrasa carbónica convertiría el dióxido de carbono en bicarbonato.
Neutralizar cantidades industriales de dióxido de carbono puede requerir una cantidad notable de anhidrasa carbónica, así que el grupo de McKenna ha buscado y hallado una forma de producir la enzima sin recogerla repetidamente del lecho marino. La enzima puede ser producida en un laboratorio usando una versión modificada genéticamente de la bacteria común E. coli.
Aún queda mucho trabajo por hacer, puesto que, hasta ahora, McKenna y sus colaboradores solo han producido algunos miligramos de la anhidrasa carbónica, y obviamente se necesitarían cantidades mucho más grandes para neutralizar el dióxido de carbono a una escala industrial. Habrá que encontrar maneras más prolíficas de obtenerla, así como superar algunos otros retos, antes de que la nueva técnica pueda ser puesta en marcha contra el dióxido de carbono en instalaciones industriales bajo condiciones reales