Cuatro siglos. Es lo que se prevé que tardará en hacerse efectiva la transición hacia un sistema energético libre de emisiones contaminantes a falta de un buen acelerón sobre el ritmo actual. La estimación, del científico Ken Caldeira, se explica en los niveles de producción de energía. Estos se sitúan en los 151 megavatios diarios cuando, para dar un giro al sistema de aquí a 2050, serían necesarios 1.100 por día o, lo que es lo mismo, casi ocho veces más que en la actualidad.
Estos datos, revelados por MIT Technology Review, suponen un verdadero golpe en la lucha contra el cambio climático. “No es que no estemos trabajando en la obtención de energía limpia lo suficientemente rápido para enfrentar el reto del cambio climático, es que el mundo prácticamente ni ha empezado a plantar cara al problema”, advierte el citado artículo. Así, mientras la transición energética avanza a su ritmo, tampoco se detiene el ascenso de las temperaturas, el deshielo, la subida del nivel del mar, las olas de calor, etc.
En paralelo a todo esto, también avanza la demanda de energía que, en vez de disminuir, sube para ampliar así la distancia entre la realidad del sistema y lo que sería deseable para que este fuera sostenible. Entre un extremo y otro, la necesidad de potentes inversiones. Tanto, que se ilustra con un ejemplo. Reducir las emisiones y, al mismo tiempo, atender la demanda energética haría necesario instalar antes de que este siglo llegue a su ecuador 120.000 millones de paneles solares de 250 vatios. “Los incentivos financieros a la industria son pocos para construir a semejante escala y velocidad”, apunta el MIT sobre lo complejo de que se alcance semejante nivel.
Para, al menos, aspirar a poner rumbo en esa dirección serán necesarios, a juicio de los expertos, muchos cambios que propicien la inversión y la reforma y, también, la apertura a más fuentes de energía libres de emisiones. “La evidencia apunta que será necesario un rango más amplio deenergías limpias más allá de la solar y la eólica”, considera el MIT Technology Review, que aboga por poner también en el centro del sistema la energía nuclear y el gas natural con captura de carbono, entre otras.
En todo caso, para que no haya que esperar cuatrocientos años para completar un cambio que es ya más que urgente, los expertos consideran que es crucial que las autoridades a nivel mundial promuevan políticas que avancen decididamente en esa dirección. Entre las alternativas vistas con buenos ojos por los expertos figuran la imposición de una tasa al carbono y, de no acordarse, la obligación al menos para las empresas de no exceder cierto nivel de emisiones.
De salir adelante este tipo de iniciativas tampoco habría demasiado que celebrar. Y es que así solo se resolvería una pequeña parte del problema que, además, no es la más compleja. Es lo considera el experto de la Universidad de California Steven Davis, quien recuerda que la mayoría del consumo de energía global está en terrenos como la aviación, el transporte internacional o las industrias del cemento y del acero. “Esas son las partes realmente difíciles”, sobre las que también habrá que actuar e invertir con, entre otros, sistemas de almacenamiento de energía y nuevos biocombustibles. Aunque los retos parezcan difíciles, expertos como Daniel Schrag, exasesor de Barack Obama, animan a no bajar los brazos. “Si no llegas en 2050, todavía te queda 2060, 2070 y 2080”.
Fuente: ecoinventos