La guerra, según Klausewitz (Karl Von , 2023, pág. 4), es un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar al vencido, acatar la voluntad del vencedor.
La tecnología conjuntamente con la estrategia, sin faltar el odio racial y la ambición por lograr la hegemonía geopolítica. constituyen la base para defenderse o para atacar.
La diversidad tecnológica de los enfrentamientos bélicos, como el de Ucrania-Rusia y el más reciente Israel-Hamás, están tanto las armas, como el manejo de la desinformación a través de las redes sociales, cuyos impactos son exponenciales dada la hiperconectividad.
Hamás, está asentado en un franja de 300 km de la costa mediterránea, colindando con Israel y Egipto, es una zona empobrecida y aislada, habitada por más de 2 millones de Palestinos, considerada como un campo de concentración, sitiado por Israel, desde hace 16 años (Alfredo , 2023).
Hamás comanda un grupo de milicianos, que en su ataque a Israel utilizó armamento estadounidenses proveniente de Ucrania y Afganistán, ¿cómo fue posible que se permitiera el contrabando en esta zona tan controlada por Israel?. La versión que puede explicarlo, es la forma de cómo se creó y armó el grupo de Hamás, que en su orígenes fue impulsado por Israel, para atacar a Yaser Arafat.
Mientras que Israel cuenta con un ejército dotado de 400 bombas nucleares, clandestinas, además de tener el respaldo del portaviones USS Gerald Ford de los EEUU, y ser un ecosistema tecnológico a la altura de Silicon Valley (, Reuters, 2023), por lo que, su superioridad tecnológica es evidente.
A la alta tecnología para el genocidio, se suma la guerra cibernética que desde años ha venido aplicando Israel a los palestinos, que apenas tienen un internet de 2G, quitándoles hasta el 50% por concepto de comisiones.
En años recientes a través de un ciberataque contra los palestinos, se vertió cloro en el agua para consumo humano; pero también del lado de Hamás, se han realizado ataques cibernéticos, Microsoft denunció el ataque “tormenta 1133” para tumbar portales y páginas de internet israelíes.
En días posteriores al bombardeo de Hamás, las redes sociales generaron numerosas noticias falsas, con el propósito de confundir y fomentar el odio entre palestinos e Israelíes a nivel global, la decapitación de niños por las milicias de Hamás resultó falsa.
Alex Mahadevan del Media Wise Institute, organismo que fomenta las buenas prácticas para la generación de información confiable, declaró que la guerra de desinformación, en relación al conflicto Israel-Hamás, es la más intensa que ha visto en estos días, cuyo resultado son enfrentamientos fuera de la zona de guerra, ya X y Tik Tok fueron objeto de reprimendas para que revisen sus algoritmos y evitar la desinformación, sin embargo la manipulación informativa continua.
Los avances tecnológicos, tanto en armamentos como en las TICs, junto a la inteligencia Artificial, sin faltar, la hiperconectividad, están llevando el conflicto Hamás-Israelí a lo que se denomina un estado de guerra global (Xavi & Marc, Visualización y Actualizaciones del estado de guerra, 2005) que significa llevar la guerra más allá de los objetivos militares, ampliándose a la población civil empobrecida e indefensa, su muerte se consideraría ¿daños colaterales o exterminio racial?
Esto equivale abrir la posiblidad de un genocidio, Rafael Lemkin (, Ministerio de Educacion Presidencia de Argentina, 2014, pág. 63) lo definió como “la aniquilación planificada y sistemática de un grupo nacional, étnico, racial o religioso, o su destrucción hasta que deje de existir como grupo”.
Definición con la que se identifica lo que sentenció Yetanyahu desde hace 22 años (Alfredo, La Jornada , 2023) “golpear a los palestinos, no una vez sino varias veces, tan dolorosamente, que el precio que paguen sea inaguantable”.
desaparecer a Hamás, significaría el genocidio de 2.3 millones de palestinos, al imponerles un sitio sin escapatoria.
Por qué no, hacer realidad la estrategia suprema de Sun Tzu (Sun , 2003) “aplicar con sabiduría el conocimiento de la naturaleza humana en momentos de confrontación”, implica buscar una solución mediante la negociación. Pero, tal parece que el odio racial, y la lucha por la supremacía geopolítica, es más fuerte que los derechos humanos.
La tecnología al servicio de genocidas la Guerra Israel-Hamás _compressed