El trabajo de divulgación requiere de la colaboración de artistas que, en sinergia con los especialistas en ciencia, puedan desarrollar proyectos conjuntos para la transmisión del conocimiento científico y tecnológico, aseguró el investigador emérito, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fundador y expresidente de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, A.C. (Somedicyt), Jorge Flores Valdés.
En el marco del XXI Congreso Nacional de Divulgación de la Ciencia y la Técnica “Comunicación pública de la ciencia en la era digital”, organizado por la Somedicyt en Querétaro, Flores Valdés expresó que la ciencia y el arte tienen similitudes importantes en lo que se refiere a su evolución.
“El arte, con el paso de los siglos, pasó de realista a abstracto; un ejemplo de ello es el pintor holandés Piet Mondrian y su evolución artística del paisajismo a la pintura abstracta. Al mismo tiempo que ocurría este movimiento en el arte, se dio algo similar en las ciencias, particularmente en la física; donde se comenzó a considerar situaciones, condiciones y conceptos cada vez más abstractos hasta llegar a la física cuántica. En ese sentido, la física pasó de lo ‘realista’, es decir, lo que está al alcance de nuestros sentidos, a algo que ya es mucho más difícil y lejano, como son los átomos, moléculas o núcleos atómicos”, aseguró.
Bajo esa premisa, destacó, se desarrollaron varios de los equipamientos del Museo de las Ciencias de la UNAM, Universum, que es uno de los 10 museos interactivos de ciencia más importantes del mundo creado en 1992 y del cual dirigió la conceptualización, diseño, construcción y operación.
“A partir de eso surgió la reflexión de que el pueblo mexicano tiene una gran tradición y sensibilidad artística, pero con carencias en la formación científica; por eso tratamos de generar equipamiento en donde se conjugaran la ciencia con el arte. Juntamos especialistas que tenían lenguajes diferentes en un proyecto en común; en los proyectos trabajaban museógrafos, pintores y escritores con los científicos, de quienes salieron proyectos muy interesantes”, recordó.
En ese sentido, el investigador emérito de la UNAM puntualizó que algo que también destacó a Universum desde su creación fue que gran parte de las piezas que se exponen son originales, elaboradas con la colaboración de investigadores interesados en el trabajo de divulgación.
“Normalmente los museos de ciencia en México y otras partes compran los equipamientos a otros museos de Estados Unidos o Reino Unido. Nosotros casi no hicimos ninguna compra, sino más bien, la colaboración de especialistas. Teníamos una gran molécula elaborada por escultores; en la entrada de la Sala de Matemáticas del Universum elaboramos un muro con mosaicos llamado La evolución de la simetría, que conforme va uno caminando la simetría del cuadro cambia, de la misma forma que cambia la simetría, gracias a la operación de ciertos factores físicos en un sistema; se buscó el diseño de otras obras para mostrar la simetría, anamorfosis, química de los colores, la razón áurea, entre otras”, abundó.
Jorge Flores Valdés consideró importante impulsar en el país políticas públicas que permitan una mayor integración del arte en las estrategias y proyectos de divulgación científica y tecnológica.
“Una política pública integrada por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el propio Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para favorecer este trabajo multidisciplinario (sería) por ejemplo, así como se lanza una convocatoria para proyectos de investigación, se convocara a grupos multidisciplinarios de científicos y artistas para elaborar piezas de ciencia-arte, que después fueran sometidas a concurso para que las propuestas ganadoras obtuvieran un apoyo y los trabajos pudieran ser expuestos en los centros de ciencia del país o algún museo. Sería un mecanismo muy práctico y, además, no muy costoso”, finalizó.
Fuente: CONACYT