Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Juriquilla, a través del Laboratorio de Metabolismo Energético del Instituto de Neurobiología, mediante protocolos de investigación analizan las propiedades antioxidantes del yodo molecular o diyodo (I2) para la prevención y tratamiento del cáncer de mama y patologías prostáticas.
La responsable a cargo del protocolo de investigación, Carmen Yolanda Aceves Velasco, aseguró que el Instituto de Neurobiología de la UNAM tiene diez años trabajando en el análisis de los efectos antiproliferativos del yodo en este tipo de padecimientos.
“Lo primero que se empezó a trabajar fue cáncer de mama, donde lo inducimos en ratas para después aplicar compuestos yodados; los dábamos en diferentes formas, al iniciar el tumor, o bien ya que el tumor estaba formado, y lo redujimos. Con esto descubrimos que el yodo detenía de manera importante el crecimiento tumoral y si lo dábamos junto con los quimioterapéuticos, este potenciaba el efecto hasta la desaparición de los tumores”, indicó.
Aceves Velasco puntualizó que el yodo fue proporcionado en gotas en agua de beber de los animales, mientras que las quimioterapias se aplicaron en periodos, con lo que se demostró la efectividad del compuesto sin efectos secundarios.
“Encontramos que evitaba el ‘rebote’ cuando dábamos dosis pequeñas de doxorrubicina, que es uno de los quimioterapéuticos, se potenciaba el efecto, con esto pudimos bajar hasta cuatro veces la dosis sin que perdiera el efecto quimioterapéutico que, en muchas ocasiones, se asocia con efectos secundarios, generalmente en cardiopatías o nefropatías”, aseguró.
La investigadora de la UNAM agregó que en la investigación realizada se destacó que el yodo molecular es un antioxidante que neutraliza radicales libres, lo que genera el efecto antiproliferativo que coadyuva en los procedimientos de quimioterapia en seres humanos.
“Empezamos a trabajar con células humanas y encontramos los mismos resultados, por lo que fuimos al sector salud de Querétaro e hicimos un protocolo clínico con mujeres que tenían cáncer mamario; trabajamos con ellas, tanto en las mujeres que tenían cáncer temprano como en pacientes con cáncer avanzado. Invitamos a las mujeres a que lo tomaran y fuimos encontrando en los modelos preclínicos que se detenía el tamaño del tumor y cuando se daba junto con la quimioterapia se hacían más chicos”, puntualizó.
Tratamiento de patologías prostáticas
Como resultado de nuevas líneas de investigación en el Laboratorio de Metabolismo Energético del Instituto de Neurobiología de la UNAM, se encontró que el yodo molecular cuenta también con propiedades para la prevención y tratamiento de patologías de la próstata.
Al respecto, la investigadora de la UNAM a cargo de la investigación, Rocío Brenda Anguiano Serrano, informó que, tomando en cuenta algunos antecedentes generados en este laboratorio, se realizaron análisis con modelos animales para estudiar las propiedades de este elemento en trastornos benignos de la glándula prostática.
“El objetivo era analizar los efectos del yodo molecular en patologías de próstata benignas como sería la hiperplasia prostática benigna, que en los varones es un problema de salud pública, porque a partir de los 40 o 50 años, los pacientes que tienen esta enfermedad empiezan a tener problemas urinarios porque, por lo general, se acompaña de un crecimiento de la glándula que obstruye la uretra y acarrea problemas para orinar”, advirtió.
Anguiano Serrano señaló que tras estos estudios se determinó que el yodo, a través de sus propiedades, reduce el estrés oxidativo, lo que, dijo, explica los efectos antihiperplásicos o antiproliferativos, por lo que se comenzó a hacer estudios en pacientes humanos.
“Esto se hizo en colaboración con el Hospital General de Querétaro en pacientes que llegaban a la consulta de urología por primera vez, que no tenían un estado de enfermedad muy avanzado pero a quienes invitamos a participar en el protocolo de investigación, que consistía en administrar un cierto porcentaje de yodo, esto era un estudio ciego que también fue aprobado por los comités de ética, tanto del hospital como de nuestro instituto, que se aplicó de seis a ocho meses”, explicó.
Como resultado del protocolo de investigación, de acuerdo con la especialista de la UNAM, se encontró una mejoría en los síntomas de los pacientes participantes tras una valoración clínica, además de que no se observó un aumento de sus niveles de antígeno prostático —una proteína útil en la detección oportuna de cáncer de próstata.
“Encontramos además una reducción en el tamaño de la próstata a través de ultrasonidos; a los pacientes se les hizo una prueba funcional llamada uroflujometría, que es evaluar la capacidad que tiene el paciente para orinar, y veíamos una mejoría en el transcurso de ese periodo. A partir de ahí ampliamos nuestro estudio y empezamos a trabajar con pacientes que ya tenían un estado de la enfermedad un poco más avanzado y que ya venían con medicamento (tamsulosina), que es un antiadrenérgico que relaja la musculatura de la vejiga, próstata y uretra”, detalló.
Rocío Brenda Anguiano Serrano aclaró que este estudio clínico, que se está aplicando en padecimientos no cancerosos, implica investigación de otros padecimientos que provocan inflamación de la próstata (prostatitis), como pueden ser bacterias o microbios, no forzosamente asociados a factores como la alimentación o estilo de vida.
“Estamos estudiando el papel que pudiera tener el yodo en la respuesta inflamatoria en estos modelos de patología. Hemos trabajado más bien con pacientes con hiperplasia prostática benigna; empezamos a trabajar algunos pacientes con cáncer pero todavía no hemos establecido un protocolo formal con el sector salud”, explicó.
Patente universitaria
La investigadora del Laboratorio de Metabolismo Energético del Instituto de Neurobiología, Carmen Yolanda Aceves Velasco, anunció que, como resultado de estos estudios, la UNAM obtuvo la patente MX/a/2010/004437 “Composición de yodo molecular de uso humano para la prevención y tratamiento de patologías prostáticas” ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), que tiene el objetivo de desarrollar un producto comercial que apoye los tratamientos de estas enfermedades.
“Ahora lo que nos interesa es no solo quedarnos con la patente sino tratar de comercializarla, de generar un producto para el tratamiento de la hiperplasia prostática que sea de la UNAM, para poder distribuirlo al sector salud y no directamente a las farmacéuticas. Nuestra meta en términos de la próstata sería tratar de empezar un protocolo para estudiar a pacientes con cáncer en las etapas más tempranas y tener una población de pacientes lo suficientemente grande”, aseguró.
Aceves Velasco abundó que, ante el aumento de casos de cáncer en México y a nivel mundial, es necesario abrir nuevas líneas de investigación enfocadas en la prevención y combate de esta enfermedad.
“Estamos convencidos de que vamos a tener que vivir con cáncer porque en todas las sociedades se están generando factores que lo detonan, como los malos hábitos alimenticios, la obesidad, el sedentarismo, la contaminación en los alimentos y otros factores, como por ejemplo, en el caso de mama, que las mujeres ya no se embarazan o lo hacen después de los 30 años, todos ellos son factores de riesgo. Estamos hablando de poblaciones adultas e incluso adultos jóvenes, pues ya se empieza a presentar desde los 40 años. Como problema de salud pública es importante atenderlo”, finalizó.