Un problema creciente en el territorio nacional es la presencia del muérdago como planta parásito de árboles de diversas especies, de los cuales absorbe agua y nutrientes vitales, lo que propicia su sequía en un periodo promedio de cinco años.
Este panorama motivó a investigadores del Instituto de Ecología, A.C. (INECOL) a desarrollar un producto orgánico que controla la propagación del muérdago, no afecta la vida de la planta huésped y ha comprobado su efectividad en tan solo dos a tres semanas.
El doctor Guillermo Ángeles Álvarez, investigador de la Red de Ecología Funcional del INECOL y quien encabeza al equipo científico del desarrollo, comenta que en nuestro país el trámite de la patente del producto se inició en 2012 y hasta la fecha no se concluye, que se aprobó el examen de forma pero hace falta el de fondo. “En China la obtuvimos en un año, tenemos ya la tramitada en EU, Nueva Zelanda y Australia, pero nos falta México”.
No obstante, ello no ha limitado las oportunidades de negocio con un empresario productor de agroquímicos con quien aún hay procesos por definir para la producción industrial de la tecnología de INECOL.
A decir del doctor Ángeles Álvarez la demanda del producto es enorme, pues se trata de un problema que crece exponencialmente. Refiere como ejemplo que la delegación Tlalpan de la CDMX ha mostrado mucho interés en hacer uso del producto orgánico, pues en reciente censo se hizo un registro de 80 mil árboles infectados por el muérdago. Esta afectación se extiende a las 16 delegaciones de la Ciudad. Sin embargo, INECOL no cuenta con la infraestructura para cubrir los requerimientos de nivel industrial.
De fácil propagación
Las semillas del muérdago tienen una parte externa muy pegajosa, de manera que cuando las aves se comen los frutos, alguna semilla se queda pegada en su pico y al limpiarlo en un árbol distinto la dejan en sus ramas, donde germina y forma hojas pero no raíz; en su lugar, desarrolla un tejido que tiene la capacidad de abrirse paso entre las estructuras de la planta que lo recibe, atravesando la corteza, hasta llegar a los tejidos conductores, de donde succionan el agua.
En el afán de controlar el daño que causa el muérdago a los árboles, los productores recurren a la poda, pero esta práctica limita la capacidad de fotosíntesis de las plantas.
“El árbol sobre el que crece el muérdago no se da cuenta que le están robando agua y nutrientes, que causa deterioro a su madera al grado que baja su valor comercial, pero también lo debilita y lo hace susceptible al ataque de insectos.
El compuesto activo es derivado de las plantas, de manera que su toxicidad es relativamente baja pero garantiza el control de la propagación del muérdago, al cual no se pretende eliminar o erradicar, ya que se trata de una fuente de alimento para las aves.
Del producto se ha mejorado la fórmula, al grado que ahora se tienen tres variantes que se adecúan a las condiciones atmosféricas sin perder efectividad.
Fuente: Agencia ID